Imagen de archivo/RHC
Por: Roberto Morejón
El nuevo secretario norteamericano de Estado, Marco Rubio, utiliza su responsabilidad como tribuna para, entre otros desplantes, arremeter contra Nicaragua, Venezuela y Cuba.
Tres falsedades acerca de ese último país destacan en sus declaraciones públicas.
El ex senador republicano insistió en la diatriba de que Cuba patrocina el terrorismo, afirmación rodeada de estereotipos y sin evidencias, además de contrastar con lo reportado por agencias federales estadounidenses.
De acuerdo con la administración del presidente saliente Joseph Biden, en los últimos seis meses las referidas agencias no encontraron señales de amparo del archipiélago caribeño al terrorismo, argumento para excluirlo de la lista ilegítima de los que brindan cobertura a ese flagelo.
Pero los zares del odio, entre los que destacan los legisladores de alegado origen cubano, rechazaron la decisión de Biden, tardía y limitada, pero positiva.
Además de escarnecer al primer mandatario saliente, profirieron los viejos esquemas que según ellos calzarían la permanencia de la nación caribeña en el manipulado inventario.
El flamante Secretario de Estado volvió a las andadas contra Cuba, al subrayar que lo que llama “régimen” se caracteriza por ser hostil a Estados Unidos.
Rubio, vinculado con los lobbys de la industria del armamento y el israelí, también arremetió contra la nación caribeña porque, en su torcido criterio, constituye, junto a otros países, una amenaza en el mundo.
Las aseveraciones del viajero se distancian de la realidad, pues aunque lo deseara, Cuba, país pobre, de escasos recursos y con acentuadas carencias a causa del bloqueo, difícilmente pudiera erigirse en un peligro para otros.
A pesar de estas verdades, la administración de Donald Trump, perversamente influenciada por los exponentes de la llamada industria del anticastrismo, adoptó recientes decisiones que perturban la vida de los cubanos.
Enfiladas contra el envío de remesas desde Estados Unidos a la mayor de las Antillas, las inversiones extranjeras y el desempeño de empresas estatales, las disposiciones sí representan una embestida contra los residentes en este país.
Como señalara el Ministerio de Relaciones Exteriores, están animadas por el compromiso contraído con familias reaccionarias y grupos especiales de interés en Estados Unidos y la Florida.
Los cubanos opinan sobre los anuncios en Washington y entienden que desde allá buscan cerrar todas las fuentes de ingresos externos a la economía doméstica, de ahí su rechazo.
Con firmeza y dignidad frente a un nuevo atropello, se disponen a resistir y a no apartarse del plan cardinal de trabajar por la reanimación de la economía.