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Imagen: Cubadebate
Por: Roberto Morejón
La industria ha sido una de las ramas más golpeadas en Cuba por el bloqueo de Estados Unidos, política recrudecida desde el primer mandato de Donald Trump, aunque directivos, técnicos, empresarios y trabajadores tratan de buscar recursos con sus propios bríos.
Solo desde marzo de 2023 hasta febrero de 2024, los daños provocados por el boicot de la potencia del Norte a la industria doméstica y a su sistema empresarial se valoraron en más de mil 300 millones de dólares.
Los perjuicios se originan por ingresos dejados de percibir por exportaciones de bienes y servicios, reubicación del comercio, afectaciones en materia tecnológica y escasez de combustible.
En ese escenario desfavorable, la industria nacional trata de conquistar la complementariedad e integración en aras del desarrollo, a partir del énfasis en la innovación, la aplicación de la ciencia y la sustitución de importaciones.
Directivos subrayan el fortalecimiento de alianzas estratégicas con proveedores y clientes a fin de incrementar la utilización de las capacidades industriales y productivas, una tarea muy difícil dada las dificultades de la economía cubana.
A pesar de lo referido, la industria de la mayor de las Antillas atiende proyectos clave como una planta para producir oxígeno medicinal en el oriente del archipiélago y la modernización de la capitalina empresa siderúrgica Antillana de Acero.
En un reciente análisis de lo aportado en 2024, fueron señaladas insuficiencias como el desaprovechamiento de la economía circular, la pérdida de la cultura del reciclaje y la necesidad de extender los buenos ejemplos de creatividad.
En la medida en que las carencias materiales se han acentuado, la industria sufre las consecuencias, pero persiste en el sondeo de soluciones desde la producción nacional a las necesidades del país y para la exportación.
Para ello, esta rama de la economía cubana fortalece alianzas entre la empresa estatal, columna central de las producciones, y las formas de gestión no estatal e inversión extranjera.
No descuidan la asistencia de las Universidades y sitios de investigación, por ser fuentes de conocimientos y procederes indispensables para aplicar la Política de Desarrollo Industrial.
De manera de que no obstante la adversa coyuntura económica, los cubanos persisten en el desarrollo de la industria nacional, dada su participación en el aporte de alimentos, la recuperación del sistema electroenergético y la industria azucarera y la entrega de piezas de recambio al transporte.