
Protestas en Berlín en contra de la extrema derecha alemana. Imagen: France24
por Guillermo Alvarado
La víspera unas 30 mil personas se congregaron en Berlín con el propósito de mostrar su rechazo al evidente avance de la extrema derecha alemana, un país que hasta hace poco se creía libre de esa plaga después del proceso de erradicación del nazismo tras la II Guerra Mundial.
El próximo mes de mayo se cumplirán 80 años del fin de las hostilidades en Europa, cuando el Ejército Rojo tomó Berlín y puso fin al régimen de Adolfo Hitler y aunque quedan relativamente pocas personas con vida que fueron testigos de ese acontecimiento, la memoria todavía está viva.
Y no es para menos, pues el huevo de la serpiente que causó una de las mayores tragedias en la historia de la humanidad demuestra que todavía está fecundo y comienza a reventar en distintos lugares.
En Italia la extrema derecha está en el gobierno, en Francia la contienen a duras penas, mientras en el Parlamento Europeo conquista cada vez más escaños. Al mismo tiempo el partido VOX se está convirtiendo desde España en punta de lanza para toda América Latina y el Caribe.
En este ambiente no es de extrañar que los alemanes estén dispuestos a rescatar lo que les queda de democracia y así lo hicieron saber este domingo.
La manifestación tuvo lugar a una semana de las elecciones legislativas, donde el partido extremista Alternativa por Alemania podría alcanzar una alta votación, algo impensable hace apenas unos 10 años.
Si bien no es una de las demostraciones más grandes en ese país, tomando en cuenta que el 8 de febrero en Múnich se congregaron unas 250 mil personas, sirvió para mantener en algo la consigna de “Mano con mano, somos los apagafuegos”.
El momento es inquietante, pues hay noticias de que algunos líderes conservadores han decidido romper el cordón sanitario que los partidos alemanes mantienen hace años y ciertos dirigentes iniciaron un acercamiento con los extremistas en el Parlamento Federal.
Hay que decir que las presiones para favorecer al neofascismo alemán vienen también desde afuera y uno de los más notorios es el magnate de origen sudafricano, Elon Musk, hoy día el niño mimado del presidente Donald Trump.
Pero no es el único, pues recientemente el vicemandatario estadounidense James David Vance pidió a los partidos políticos alemanes levantar el ostracismo a la extrema derecha de ese país.
Es en verdad un momento adecuado para recordar que los pueblos que renuncian a su historia, es decir a su memoria, terminan repitiendo sus momentos más vergonzosos y trágicos.