
Imagen de archivo/RHC
Por: Roberto Morejón
Argumentos consistentes se reúnen en Brasil para posiblemente llevar a juicio al ultraderechista expresidente Jair Bolsonaro por golpismo, lo que estremecerá las bases de quien alardeó de demócrata durante su mandato.
Después de que la Corte Suprema lo notificara de la denuncia de la Fiscalía por encabezar un complot golpista para anular la victoria de Luiz Inacio Lula Da Silva en los comicios de 2022, el ex capitán del ejército aumentó sus diatribas contra el gobierno y el sistema judicial.
El arrogante cacique de los ultraconservadores y otros 33 acusados tienen 15 días para presentar alegaciones, y luego el juez Alexandre de Moraes, instructor del caso, llevará la denuncia a la Primera Sala de lo Supremo, instancia encargada de decidir si abren el juicio.
Hasta ahora el ex Jefe de Estado no se había sentido contra las cuerdas a pesar de sus escamoteos contra la democracia, pero en Brasil se entra en un período singular, por la proximidad de las elecciones en 2026.
De ahí que la oligarquía, la ultraderecha política, sectores religiosos conservadores y la familia de Bolsonaro traten de evitar lo peor, la incriminación por urdir un golpe al que, según las investigaciones, trató de sumar a militares.
Lo afirma su antiguo ayudante personal, el teniente-coronel Mauro Cid, pero el plan además habría contemplado el asesinato de Lula, candidato triunfante en los comicios.
Los brasileños y el mundo recuerdan que los extremistas apostaron todo porque Lula no asumiera la jefatura del Estado e incluso se lanzaron a la toma de las sedes de la Presidencia, el Supremo y el Parlamento, el 8 de enero de 2023.
No se trató solo de un hecho atrevido sino de una estrategia para quebrar el orden constitucional, como lo prueban las investigaciones policiales, de cuyo resultado se derivan detenciones y condenas de casi 400 personas.
En medio de este descalabro judicial para Bolsonaro, fuerzas progresistas llaman a apoyar al presidente Lula, expuesto a las campañas negativas de medios de comunicación.
Tratan de destruir la imagen positiva del dignatario, robustecida a partir del crecimiento de la economía, del empleo y la aplicación de políticas sociales.
Sería un error pensar que Bolsonaro y sus seguidores están acabados, pues pueden recurrir a maniobras desestabilizadoras.
Ya ocurrió, según las certidumbres policiales, cuando Bolsonaro, admirador de Donald Trump, fue capaz de trazar un plan siniestro, llamado “Operación Puñal Verde y Amarillo” para abortar los resultados de las elecciones de 2022.