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Por: Roberto Morejón

México rechazó nuevas conjeturas de Estados Unidos  sobre un posible episodio militar contra los cárteles de la droga en su vecino del sur, lo que torna más compleja la relación bilateral.  

Con su mesura y firmeza características, la presidenta Claudia Sheinbaum descartó cualquier consentimiento de México a una acción unilateral de Washington contra el crimen organizado, tal y como dejó entrever el nominado embajador estadounidense, Ronald Johnson.

Las manifestaciones del ex militar de fuerzas especiales y veterano de la CIA en el Senado de su país, aumentan las inquietudes en México y más allá.

Así ocurre después de que la administración de Donald Trump clasificara como terroristas a seis grupos del crimen organizado en México.

No se trataba de una medida aislada sino de una de las tantas amenazas proferidas por el magnate con el argumento de que, según su criterio, México no hacía lo suficiente para impedir el tráfico de estupefacientes a través de la frontera.

Denominar como terroristas a narcotraficantes tiene implicaciones legales y económicas, incluyendo detenciones arbitrarias y hasta aventuras militares como ocurrió en Irak y otros países.

En respuesta a la decisión de su par del Norte, la primera mandataria mexicana ripostó con cautela y mostró disposición a colaborar en investigaciones, pero se opuso a la violación de la soberanía nacional.

Si bien algunos analistas recuerdan que Trump acompaña las coacciones a cualquier eventual negociación, nadie resta alcances a esas conductas.

No puede olvidarse de que hay amagos del republicano y de miembros de su equipo de acorralar a México, aunque las conversaciones telefónicas con Sheinbaum han estado carentes de tensión.

Además, la Casa Blanca está en plena ofensiva de su guerra comercial al aplicar aranceles de 25 por ciento a todo el acero y aluminio importados.

Trump también decidió imponer barreras generales de 25 por ciento a las importaciones mexicanas, si bien después las pausó hasta abril, para dar margen a negociaciones.

En ese contexto crispado, en el que el republicano asume tonos regañadientes, el gobierno mexicano ha aumentado los controles en la frontera para el paso de migrantes y contra el trasiego de sustancias ilícitas.

Por ello no se sostiene la agenda de exigencias de Trump en su nexo con la nación contigua.

De todas formas, los mexicanos extreman la alerta pues ya se sabe que en nombre de la lucha contra el terrorismo Estados Unidos ha cometido numerosas trasgresiones.