Por: Guillermo Alvarado
Miles de trabajadores se han movilizado en Buenos Aires y otras ciudades de Argentina para rechazar los planes impulsados por el gobierno de Mauricio Macri, que ha causado en poco más de un mes de gestión el despido de unos 30 mil empleados, tanto en el sector público como en el privado.
Además de la pérdida de sus fuentes de ingresos, los obreros sufren por la caída en el poder adquisitivo de los salarios debido a la devaluación de la moneda nacional y los constantes aumentos de precios.
Un golpe calificado de demoledor fue el llamado “tarifazo” que subió entre 300 y 500 por ciento el precio del servicio de energía eléctrica, con efectos devastadores para las familias de ingresos medios y bajos.
Macri no sólo ordenó el alza desmesurada de las tarifas, sino que también decidió eliminar los subsidios que el Estado otorgaba a los hogares modestos.
El hoy presidente ofreció un cambio durante la campaña electoral, pero pocos esperaban una avalancha tan violenta hacia la derecha y en contra de los intereses de la mayoría de la población.
Además, causa una gran irritación el estilo de gobernar de las nuevas autoridades, que insisten en ignorar a los otros poderes del Estado, el Legislativo y el Judicial, en un comportamiento más propio de una dictadura que de una administración electa por medios democráticos.
Parte de esa modalidad es la detención que sufrió la dirigente social y diputada al Parlasur, el Parlamento del Mercado Común del Sur, Milagro Sala, cuya vivienda ha sido allanada dos veces, a la vez que la justicia le niega un recurso de exhibición personal, el denominado “habeas corpus”, para constatar su buen estado de salud.
De acuerdo con Jorge Taiana, presidente del Parlasur, el hecho provocó el rechazo entre líderes del Parlamento Europeo, así como de legisladores de México, Canadá y otros países, donde se condenó la violación a las libertades que en Argentina se creían garantizadas para siempre.
Macri también arremetió contra los gobernadores peronistas de 13 provincias, a quienes amenazó con que “no habrá asistencia para quienes no hagan bien las cosas”, en alusión a aquellos que no sigan la misma línea del gobierno central.
El presidente también recibió en la Casa Rosada, sede del ejecutivo, al director del grupo Clarín, Héctor Magnetto, uno de los que encabezó las agresiones mediáticas contra los gobiernos de Nestor Kirchner y Cristina Fernández y se opuso a la promulgación de la Ley de Medios que buscaba democratizar la información.
Causa inquietud también la intención de Mauricio Macri de liberar a los militares sancionados por graves violaciones a los derechos humanos, lo que significaría un retroceso en materia de justicia y reparación de los excesos de la tiranía.
Son tiempos difíciles para la nación austral que, por otra parte se está convirtiendo en un buen ejemplo de lo que espera a los pueblos de continuar el avance de la denominada “restauración conservadora” en nuestra región. A buen entendedor, pocas palabras.