Por: Roberto Morejón
Al paso del Papa Francisco por México, se pusieron de relieve los contrastes de ese inmenso país, donde convergen la modernidad, la violencia y el narcotráfico, cuyo ejemplo más revelador es la norteña Ciudad Juárez, de 1,3 millones de habitantes.
Las paradojas sociales de México están ligadas a la desigualdad económica que genera inseguridad y bandidismo, río revuelto en el que pesca el crimen organizado, en especial el narcotráfico.
Fenómeno nada privativo de México porque se afianza en regiones de América Latina y el resto del planeta, en el caso de ese país tiene matices por la proximidad a Estados Unidos, principal mercado de narcóticos del planeta.
Ciudad Juárez, visitada por el Sumo Pontífice, se debate entre el modelo dibujado por las autoridades en el que se afirma que la criminalidad quedó atrás, y una realidad menos optimista, según denuncias de organizaciones humanitarias.
No por casualidad el Obispo de Roma aseveró que “el beneficio de pocos lleva a violencia, narcotráfico y exclusión”.
Ciudad Juárez, que presenta esa polarización, fue considerada años atrás la más violenta del mundo y es punto de tránsito de inmigrantes que persiguen el llamado sueño americano.
Situada en el estado de Chihuahua, la urbe se resiste a la erradicación total del terror, si bien quedaron atrás los altísimos índices de hace un lustro.
El propio estado de Chihuahua fue el más violento de México al acumular cerca del 30% de los asesinatos cometidos durante la cruzada del gobierno de Felipe Calderón contra el crimen organizado.
Ciudad Juárez en particular cobró notoriedad por la crisis de feminicidios desatada desde inicios de la década pasada.
Hoy las matanzas exhiben cifras a la baja, pero la ciudad se mantiene en el quinto lugar de las más de 300,000 habitantes con más homicidios dolosos.
En 2015 se registraron 269 casos y la localidad solo fue superada por las ciudades de Ecatepec, Culiacán, Tijuana y Acapulco.
Una treintena de organizaciones enviaron una carta al papa Francisco en la que denuncian la carencia de sentencias significativas que envíen un mensaje a la sociedad de que esos delitos no son aceptables en México.
El historial de incertidumbre de Ciudad Juárez atrae la atención sobre acontecimientos en el resto del país, donde 120 mil personas han muerto por la violencia del narcotráfico en casi una década y más de 26 mil están desaparecidas.
Así lo afirman activistas de derechos humanos que además aluden a la corrupción a distintos niveles de la sociedad.
México, donde sigue inconclusa la pesquisa sobre la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, se ha presentado con sus profundas huellas de violencia durante el peregrinaje del Papa Francisco, quien se refirió al fenómeno y a sus causas.