Por: Guillermo Alvarado
Cuando faltan pocas horas para el inicio de un cese del fuego en Siria, acordado por Estados Unidos y Rusia y aceptado por Damasco, existe incertidumbre sobre el alcance efectivo de esta medida, sobre todo por el poco entusiasmo que muestra Washington por el éxito de la iniciativa.
A partir de las cero horas del sábado deben terminar las hostilidades entre el ejército gubernamental y grupos opositores, no así con las bandas terroristas que operan en buena parte del territorio, en particular el Estado Islámico, el Frente Al Nusra y los Ejércitos del Islam y de la Conquista.
De hecho el cese del fuego es una excelente oportunidad para las fuerzas armadas leales al presidente Bashar al Assad, aseguró el general Ali Maqsud, porque podrán concentrarse en la ofensiva que se desarrolla en la provincia de Alepo, donde las bandas irregulares están a la defensiva.
Según el convenio alcanzado por iniciativa de Moscú, Siria y los opositores armados cesarán todo tipo de ataque y permitirán el ingreso de organizaciones humanitarias para atender a la población civil.
En Washington, sin embargo, el secretario de Estado John Kerry dijo que su país tiene operaciones alternativas si el cese del fuego fracasa y no avanza lo que el funcionario denominó como proceso político en Siria.
La vocera de la cancillería rusa, María Sajarova, se declaró desconcertada por estas afirmaciones, que van contra el espíritu de lo acordado entre los presidentes Vladimir Putin y Barack Obama, y expresan un marcado pesimismo, aún antes de haber lanzado el proyecto.
Desde marzo de 2011 Siria vive un conflicto interno azuzado y financiado por potencias occidentales y algunos países árabes, que causó ya más de 250 mil muertos y millones de desplazados según estimados de la ONU.
La nación, además, es pasto de la depredación de grupos terroristas surgidos tras las intervenciones de la Unión Europea y Estados Unidos en el Oriente Medio y el Norte de África.
La violencia irracional desatada por occidente tocó ya el corazón de algunos de sus autores, como ocurrió lamentablemente en París el año pasado, mientras en otras capitales la población vive entre el temor y el sobresalto y muchas garantías civiles fueron sacrificadas por los gobiernos en nombre de la seguridad.
De allí el interés común y la necesidad de apaciguar estos conflictos, de manera particular el desatado en Siria, pero parece que en este camino todavía permanecen varios de esos ciegos, los peores, según la sabiduría popular, que se resisten a ver.