Por: María Josefina Arce
La próxima semana volverán a reunirse Cuba y la Unión Europea en lo que será la séptima ronda de conversaciones entre ambas partes, desde que en 2014 se dio inicio a un proceso de acercamiento para un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación.
En esta nueva ronda, que tendrá como sede La Habana, se abordarán los artículos pendientes de los capítulos de diálogo político y cooperación, así como las disposiciones institucionales y provisiones generales del Acuerdo.
Ambas partes señalan que se ha avanzado sustancialmente en las conversaciones que buscan superar la llamada "posición común", impulsada en la década del noventa del siglo pasado por el entonces presidente del gobierno español José María Aznar, siguiendo los dictámenes de Estados Unidos.
Esta restrictiva política comunitaria condicionaba el diálogo con el país caribeño en materia de derechos y libertades, obviando notables y reconocidos logros de Cuba a favor de toda su población en prerrogativas tan importantes como la salud y la educación, entre otras.
De manera respetuosa y profesional se han desarrollado las seis rondas anteriores, lo que refleja el compromiso de continuar avanzando hacia la conclusión del Acuerdo y la profundización de las relaciones actuales y futuras.
Aunque aún en muchos aspectos existen enfoques diferentes, en opinión de Cuba y la Unión Europea, se van acercando posiciones en el curso de las negociaciones, que buscan un acuerdo sólido que se mantenga por muchos años.
La realidad es que existen muchos elementos que permiten potenciar, expandir y profundizar la cooperación que a título bilateral mantiene Cuba con las naciones comunitarias. Fructíferos son los vínculos económicos, comerciales y de inversión entre la Mayor de las Antillas y los estados miembros del bloque europeo.
Una nueva y constructiva etapa en las relaciones bilaterales se ha abierto con estas conversaciones, iniciadas en abril de 2014, como resultado de la decisión adoptada por el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, el 10 de febrero del mismo año, de invitar a La Habana para comenzar el proceso, que fue aceptada el 6 de marzo.
Cuba ha reiterado su voluntad de avanzar en el diálogo sobre las bases de igualdad y respeto, mutuamente acordadas en 2008, y con ese mismo espíritu acudirá a esta nueva ronda de conversaciones que constituyen sin dudas, el reconocimiento por los Estados miembros de la Unión de la necesidad de dejar atrás una política unilateral y fracasada.