Por: Roberto Morejón
Puerto Rico está sumido en una crisis económica y social que mantiene en vilo a la población y al gobierno por la abultada deuda pública, la amenaza de cierre de servicios y el éxodo hacia Estados Unidos.
El gobierno del denominado Estado Libre Asociado, que no esconde el carácter colonial de la isla, trata desesperadamente de que los acreedores reduzcan la deuda en 45 por ciento, cuyo total asciende a 72 mil millones de dólares.
El gobernador Alejandro García Padilla alertó desde hace seis meses que Puerto Rico está incapacitado para hacerle frente a sus débitos, aseveración ilustrada con el impago de un tramo, en agosto de 2015.
García Padilla intentó infructuosamente implementar un plan de ajustes fiscales con la esperanza de recaudar fondos públicos y cumplir los compromisos.
Sus gestiones se complicaron porque la economía cayó 13 por ciento entre 2006 y 2014.
Acorralado, García Padilla solicitó ayuda al Congreso de Estados Unidos, hasta ahora sin éxito.
La mayoría republicana argumenta que al no tener la condición de Estado, Puerto Rico está inhabilitado para acogerse a la ley de quiebras y facilitar su viabilidad financiera.
Ante nuevos vencimientos de la deuda en mayo y julio próximos, muchos puertorriqueños piensan que a la isla se le agotan las escapatorias y optan por emigrar a Estados Unidos.
A los 3,5 millones ya residentes en la nación norteña se unen cada mes miles de pobladores, sobre todo jóvenes, por lo que los expertos auguran un déficit de la fuerza laboral.
Mientras, los que deciden permanecer en el país caribeño representan una población con tendencia al envejecimiento y por tanto está en dudas si podrán sostener los pilares de la economía doméstica.
Los que decidieron dejar atrás su tierra natal afirman estar agobiados por una tasa de desempleo superior al 12 por ciento y una pobreza que, según algunas fuentes, pudiera rebasar el 40 por ciento.
En medio de anuncios de cierres de escuelas, hospitales y negocios, los llamados fondos buitres, que especulan con las deudas de países y empresas, amenazan con recurrir a litigios judiciales.
Para colmo, empresarios extranjeros dijeron que deben esperar para invertir en Puerto Rico hasta la estabilización de la economía.
Es cierto que varios secretarios del gabinete estadounidense visitarán San Juan en los próximos meses como parte de los intentos por encontrar una salida a la crisis, pero las posibilidades son remotas en un año electoral.
Antonio Weiss, asesor del secretario norteamericano del Tesoro, Jack Lew, exploró el panorama de Puerto Rico y opinó que allí existe miedo al futuro.
El gobierno colonial parece sentirlo en la medida en que se acercan próximos vencimientos de la deuda interna.