Por Carmen Bohórquez/Tomado de Hoy Venezuela
En la continuidad de su empeño por recuperar los espacios perdidos, la derecha ha decidido descalificar de la manera más sucia a todos los movimientos y líderes de izquierda que luchan en el mundo, y particularmente en América Latina. Ya no basta con acusarlos de terroristas y narcotraficantes, cosa que sería más fácil probar si hubiera algún atisbo de verdad en ello. Ahora la consigna es: probemos que todos son corruptos y que los corruptos mayores son sus grandes líderes.
Esta actitud se repite casi al calco en Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina y el último ha sido Brasil. Tanto Evo, como Correa, Maduro, Cristina y ahora Lula son tratados por esa derecha y por los medios que les sirven de parlantes más que como redomados y escandalosos corruptos. Y algunos, con kilométricos rabos de paja, hasta se atreven a ofrecerles pasar el resto de sus días en oscuras mazmorras, sin molestarse en presentar ni la más mínima prueba en contra.
Estas escandalosas acusaciones, no persiguen más que eso: formar un escándalo de tales proporciones que el acusado quede baldado para siempre por mucho que se esfuerce en mostrar su absoluta inocencia. Es la actitud asumida por Macri en Argentina contra todo el que haya trabajado en el gobierno de Kirchner o de Cristina: todos son corruptos, al menos en potencia, y por eso hay que “limpiar” el gobierno de tales manzanas podridas. Por su parte, la reciente campaña electoral por la reforma en la Constitución en Bolivia elevó los decibeles de las acusaciones a su nivel más alto, intentando presentar a Evo como un vulgar aprovechador de contratos de su gobierno, y en este lanzamiento de m….. a los ventiladores de las redes sociales no hay piedad ninguna, como tampoco nadie se preocupa en mostrar prueba alguna. Basta con decirlo y multiplicarlo al infinito para que la persona quede sepultada bajo toneladas del excremento lanzado.
Venezuela en esto se lleva la palma. ¿Cuántas veces no se ha circulado la supuesta noticia de que una de las hijas del Comandante es la mujer más rica del continente, gracias a lo que supuestamente robó su padre? Por cierto, un hombre que murió casi como vino al mundo y que jamás se preocupó ni de dejarle una casa a sus hijos. Lo mismo se viene diciendo de Diosdado, de Aristóbulo y de cualquiera que a ellos se les antoje, sin la menor molestia en mostrar aunque fuera algún indicio creíble. Todo lo contrario ocurre, en cambio, con redomados ladrones del erario público que ahora viven muy tranquilos y protegidos en Miami, para lo cual ha bastado que digan algo contra el gobierno venezolano para que esa derecha, incluido Barack Obama y todo su tren ejecutivo, los consideren cándidas palomas que deberán ser reivindicadas por la inmoral Ley de Amnesia criminal; aberración presentada como la contribución más grande de la derecha vernácula a la ciencia jurídica internacional.
En resumen, la orden es hundir el prestigio de las izquierdas en el espantoso lodazal de la corrupción como para que nadie se atreva a defenderla; mientras que por el contrario redomados corruptos de la derecha, que han hecho del saqueo de los bienes públicas el norte de su vida, se atreven a exigir paredón para todos los que huelan a izquierda mientras ellos se presentan como impolutos seres que parecen haber nacido apenas ayer. El eterno cuento de: ¡Al ladrón! ¡Al ladrón!