Por María Josefina Arce
Cuba presenta características adecuadas para explotar al máximo las fuentes de energía renovable y de ese modo disminuir el uso del petróleo, con su consabido efecto dañino sobre el medio ambiente.
Su ubicación en la llamada Franja Solar que hace factible el uso de esa energía limpia, más la existencia, de acuerdo con estudios, de 21 zonas de la costa norte oriental ventajosas para la utilización del viento hacen posible el avance de Cuba hacia un cambio de su matriz energética.
El incremento del uso de estas fuentes, además de la hidráulica permitirá disminuir la dependencia del combustible fósil y así ahorrar unos 780 millones de dólares al año, afirman las autoridades.
Ya existen en el archipiélago más de 10 mil calentadores solares, 827 plantas de biogás y 169 instalaciones hidroeléctricas, junto a otras capacidades en paneles y parques solares.
Ahora en el municipio especial de la Isla de la Juventud se estudian varios terrenos,donde se instalarán tres estaciones de paneles fotovoltaicos con capacidad para generar cinco Mega Watt cada uno.
En los estudios de factibilidad que se realizan se tiene en cuenta la condición de insularidad de la Isla de la Juventud, el ahorro en el año de unas nueve mil toneladas de combustible fósil, y la disminución de la carga contaminante a la atmósfera.
Cuando se concrete el proyecto el sistema energético asimilará un aporte de energía solar de 20 MW sin que afecten la estabilidad de voltaje y frecuencia, lo cual coadyuvará a cambiar la matriz de generación.
De acuerdo con los especialistas, en el período 2007-2015, con la participación del parque eólico experimental Los Canarreos y las dos centrales solares existentes en la Isla de la Juventud se dejaron de utilizar más de tres mil toneladas de combustible fósil.
La rama de la energía renovable también ocupa un lugar en la nueva cartera de negocios presentada en la pasada Feria Internacional de la Habana.
De ahí que el país tenga entre sus planes construir siete parques eólicos con inversión extranjera directa, dentro de un programa de desarrollo a mediano plazo de fuentes de energía renovable.
Esta iniciativa se incluye en las aspiraciones de la Mayor de las Antillas por producir para 2030 un 24 por ciento de energía a partir de recursos renovables y de ese modo contribuir también al cuidado del medio ambiente.