Por: Nicanor León Cotayo
Las relaciones entre Washington y La Habana semejan hoy un gran juego de ajedrez. De un lado, entre otras cosas, sobresale el muy evidente interés del presidente Obama por los pequeños comerciantes cubanos.
Su actividad incumbe al espacio legal que con todas las garantías forma parte de la vida en el archipiélago caribeño.
Pero en determinadas esferas gubernamentales de Estados Unidos hay quienes dan otra interpretación a los popularmente conocidos como “cuentapropistas”.
Una periodista del Nuevo Herald, Nora Gámez Torres, informó que semanas atrás el Departamento de Estado comenzó a preparar la lista de bienes y servicios que eventualmente podrían adquirir en Cuba.
¿Quién hizo llegar la oferta? Hombres de pequeños negocios privados que con toda libertad radican en el archipiélago vecino.
Vale subrayar un matiz de especial significado cuando la prensa estadounidense informó sobre el tema:
“Ventas que estarían dirigidas a estimular la creatividad de los cuentapropistas”, según dijo una fuente que ha tenido acceso al borrador del documento.
Las nuevas regulaciones empezaron a regir para ese comercio el 16 de enero último y prevén respaldar a los pequeños negocios.
Al Departamento de Estado corresponde decidir quiénes serían los destinatarios en el sector privado de la isla, e incluso, cuáles los productos a comprar allí.
La política actual sobre el cuentapropismo ahora incluye 201 actividades, la mayoría oficios que no exigen una alta capacitación e infraestructura tecnológica.
En la lista, que iría cambiando a partir de las dinámicas en Cuba, estarían incluidos servicios profesionales de traducción, programación o de construcción.
Una de las fuentes consultadas, el profesor de Sociología de Baruch College, Ted Henken, cree que “la gran pregunta es si el gobierno cubano permitirá este intercambio”.
En las nuevas regulaciones también se autoriza la exportación a Cuba de materiales de la construcción, herramientas y maquinaria agrícola “a los cuentapropistas.”
Pero, según Ritter, “esto requiere cambios en el monopolio del estado sobre el comercio exterior”, pues los empresarios privados no pueden importar o exportar.
También comentan que “se mantienen las restricciones a las exportaciones de Estados Unidos a Cuba, especialmente de productos de alta tecnología.
Solo tendrán luz verde limitadas ventas a particulares de materiales de construcción, equipos e implementos agrícolas a través de empresas cubanas.
El Departamento de Estado valora la utilización de una empresa estatal cubana como intermediaria, “siempre que haya la garantía de que productos y materias primas lleguen a los cuentapropistas”.
Luego que el presidente Barack Obama y su comitiva salieron de Cuba una de las preguntas que flotaron fue la siguiente:
¿Por qué demostraron tanto interés en el sector de los “cuentapropistas”?
Es que el actual proceso de acercamiento bilateral incluye un conjunto de interrogantes, porque no es un proceso ni cerrado ni sencillo.
De ahí que para algunos ideólogos estadounidenses no ha desaparecido la vieja idea de montarse en espacios creados por la misma Cuba para herirla desde adentro.
Llegar a transformar a un sector privado, como por ejemplo el que agrupa a “cuentapropistas”, en base de un futuro partido político anti Revolución, es un sueño aún sostenido en Washington por algunos trasnochados.
Sin embargo, vale no olvidar ni por un minuto lo siguiente, en Cuba la historia no ha sido, ni será jamás olvidada.
(Tomado de Cubasi)