Por: Guillermo Alvarado
De acusada a acusadora, la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández, aseguró que la causa en su contra no tiene ningún fundamento técnico ni jurídico y forma parte de una persecusión política, al tiempo que fustigó las políticas del actual gobierno encabezado por Mauricio Macri y llamó a formar un Frente Ciudadano para luchar contra el neoliberalismo.
Fernández se presentó ante el juez Claudio Bonadio en el edificio de los tribunales, donde se negó a responder el cuestionario preparado por el magistrado y entregó un documento de descarga por su presunta responsabilidad en el caso conocido ya como « dolar a futuro ».
Se trata, en suma, de acusar a la antigua primera mandataria de "administración fraudulenta" y "asociación ilícita" por una operación financiera común en los bancos centrales de muchos países, la cual consiste en hacer contratos con inversores calculando el valor que la divisa estadounidense tendría, no en el momento de firmar el negocio, sino que varios meses después.
En septiembre de 2015 se vendieron contratos en base a una estimación del valor del dolar para marzo de 2016 equivalente a 10,65 pesos argentinos, pero en esa fecha la moneda norteamericana subió hasta los
15 pesos.
Como consecuencia, el banco central debe pagar ahora unos cinco pesos adicionales por cada dolar contratado, y el juez Bonadio pretende responsabilizar judicialmente a la expresidenta por esta diferencia, lo que a todas luces es una incoherencia por dos razones elementales.
Primero, si los cálculos no salieron como se previó, esto puede deberse a un error de los técnicos del banco, o una evolución adversa del mercado internacional de divisas, pero de ninguna manera constituye un delito. Por el camino del curioso pensamiento del magistrado Bonadio, habría que meter a la cárcel a cuando ministro de Finanzas o Economía que estimó una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto, que después resultó inferior.
Segundo, y lo más importante, es que si ahora el banco central argentino tiene que pagar cinco pesos más por cada dólar en este negocio, esto es culpa directa del gobierno de Mauricio Macri, y no del de Cristina Fernández.
En efecto, recordemos que cuando el señor Macri tomó el poder, una de sus primeras medidas fue eliminar el control de cambios lo que produjo una estampida de capitales y propició la devaluación del peso argentino. Es decir que si ahora vale 15 en lugar de 10 por cada dólar, esto se debe a una medida de corte neoliberal aplicada por este ejecutivo.
La causa contra la exmandataria es, entonces, una venganza política y que le viene bien a Macri como cortina de humo para difuminar su vinculación con el escándalo desatado por los Papeles de Panamá.
Pero, parece que la jugada de la administración podría resultar en el clásico tiro por la culata, pues el retorno de Cristina a Buenos Aires y su llamado a formar un Frente Ciudadano contra el neoliberalismo puede significar la chispa que se estaba esperando para despertar a la población, víctima de despidos, del incremento desmedido de tarifas públicas y del costo de la vida, así como de persecución por sus ideas o militancia política.
Esto es bueno para Argentina, y también para otros países donde la derecha parece haber olvidado que las calles son del pueblo y desde
allí se construye la verdadera democracia y la libertad. FIN