Por: Guillermo Alvarado

A partir de este sábado y hasta el próximo 19 de abril el Partido Comunista de Cuba celebrará su séptimo Congreso destinado a fortalecer el proceso de actualización del modelo económico, afincar la unidad del pueblo y analizar la estrategia del desarrollo del país, un evento que tendrá lugar en un contexto internacional complejo matizado por numerosos conflictos, crisis económica y una ofensiva conservadora en nuestra región.

La región del Medio Oriente continúa siendo un hervidero de enfrentamientos fratricidas debido a la injerencia de las potencias occidentales, que buscan instalar allí regímenes favorables a sus intereses geopolíticos y su voracidad por los recursos naturales, de manera particular los energéticos.

Un claro ejemplo es Libia, que pasó de ser el país con el mayor índice de desarrollo humano en esa zona a vivir casi en la edad de piedra, con una población dividida, atizada por odios tribales y la proliferación de grupos de ideologías extremistas, cuyo brazo ha golpeado incluso en el corazón de Europa.

El capitalismo no cesa de mostrar sus contradicciones y salta de una crisis a otra, cada vez más grave y profunda. La reciente revelación de los llamados Papeles de Panamá es una muestra de la ausencia de valores en ese sistema, donde el afán del lucro y el egoísmo están por encima de la más elemental solidaridad y el respeto por los semejantes.

Son esos antivalores los que se pretende instalar en la región, donde se vive una ofensiva conservadora contra los gobiernos que tuvieron el valor de iniciar transformaciones de beneficio popular.

En la mira están Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Nicaragua, todos ellos miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América e impulsores decididos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, un espacio donde no están ni Estados Unidos ni Canadá.

Mientras eso ocurre, en Cuba el Séptimo Congreso del Partido, que es un Congreso del pueblo por el carácter inclusivo de este acontecimiento, ratificará la voluntad de mantener el rumbo inalterable de la Revolución.

En medio de las contradicciones globales, Cuba apuesta por un mundo mejor, más humano, donde los niños crezcan ajenos a los temores de las guerras, el hambre y las enfermedades y los adultos mayores puedan disfrutar en paz de los beneficios de una vida de trabajo.

El Partido Comunista de Cuba analizará en su Congreso los desafíos del proceso de normalización de las relaciones con Estados Unidos, un nuevo escenario de la batalla de ideas.

El cese definitivo e incondicional del bloqueo, que dura ya más de medio siglo, la devolución del territorio usurpado en la bahía de Guantánamo, donde hay una base naval estadounidense que avergüenza a la conciencia de la humanidad, el fin de las agresiones radiales, televisivas y de todo tipo, así como una justa compensación para las víctimas del terrorismo aplicado contra este pueblo, serán demándas que los delegados al Congreso harán en nombre de todo el país.

Cuba ocupa el lugar meritorio que tiene en el concierto de las naciones gracias a su valor, la unidad y la resistencia ante la potencia económica y militar más grande del planeta. Se le respeta y se le quiere en los cuatro puntos cardinales por su disposición de compartir lo que tiene, no lo que le sobra, con los más necesitados.

Por eso, en medio de conflictos y tribulaciones, este Congreso será observado por millones de ojos en todo el mundo, sus discusiones y resoluciones serán objeto de estudio y piezas de esperanza para quienes aún luchan por su libertad completa y definitiva.