Últimos acontecimientos en Brasil demuestran catadura de los golpistas

Editado por Maite González Martínez
2016-05-06 07:52:39

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Imagen de archivo.

Por: Guillermo Alvarado

La inhabilitación del mandato del presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, vinculado con casos de corrupción y otras faltas, demuestra cuál es el verdadero rostro de quienes intentan deponer a la jefa de Estado, Dilma Rousseff , y dar marcha atrás a todas las transformaciones de beneficio popular conseguidas por el Partido de los Trabajadores.

Cunha ha sido una de las puntas de lanza en los ataques contra Rousseff  y detrás de toda su agresividad se esconde la ansiedad por instalar un gobierno que le garantice impunidad por las tropelías cometidas al amparo de su cargo.

No es el único, por supuesto, y eso queda claro cuando se observa que entre quienes impulsan el golpe de Estado parlamentario, muchos tienen cuentas pendientes con la justicia.

En el caso del líder de la cámara de diputados, en realidad su puesto pendía de un hilo desde diciembre del año pasado, cuando la Procuraduría General de la República demandó su relevo para que pudiese ser procesado.

Se le acusa de haber recibido cinco millones de dólares en sobornos por su mediación en la contratación de dos barcos sonda para la petrolera estatal Petrobras, operación en la que también habría participado el vicepresidente Michel Temer, otro de los impulsores del impeachment contra la presidenta.

Temer y Cunha ocupan los lugares uno y dos en la línea de sucesión de la gobernante, lo que hace sustentable la teoría de que, cualquiera de los dos que llegue al puesto, lavará la cara y las manos sucias, del otro.

La acción, aunque sea tardía, del Supremo Tribunal Federal de Brasil, aprobada por una decisión unánime, de suspender a Cunha como diputado, y por lo tanto como presidente de la cámara baja, viene a dar al traste con una buena parte de la conspiración y muestra la catadura de los golpistas.

No hay que olvidar que contra este sombrío personaje también pesa una investigación en el organismo legislativo por mentir acerca de la tenencia ilegal de cuentas bancarias en el exterior.

A todo ello se suman las revelaciones de los llamados Papeles de Panamá, donde aparece vinculado con la creación de una empresa presuntamente destinada al lavo de dinero en Suiza.

Precisamente este es el sujeto escogido por los ejes de poder, tanto los brasileños como del exterior, particularmente en Estados Unidos, para dirigir la campaña contra Dilma Rousseff, que forma parte de un tinglado mucho más amplio, tanto a nivel regional como global.

Así lo advirtió en Sudáfrica el presidente del Congreso Nacional Africano, Sihle Zikalala, cuando dijo que las acciones contra Rousseff y los intentos desestabilizadores contra el gobernante de ese país, Jacob Zuma, están inscritos en un complot contra las economías emergentes aglutinadas en el grupo BRICS.

Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica cambiaron las reglas del juego y se convirtieron una amenaza para los intereses geoeconómicos de Estados Unidos, razón por la cual son objeto de ataques, denunció Zikalala.

Y para llevar adelante su estrategia, a Washington no le queda más remedio  que acudir a políticos corruptos, como Cunha o Temer, que arrastran una larga cola, con una huella fácil de identificar y pisar.

 



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