por María Josefina Arce
La comunidad internacional se ha trazado como meta erradicar para el 2030 el VIH-SIDA, un camino no exento de obstáculos pues como afirmara Cuba en la Conferencia de alto nivel sobre el tema que tiene lugar en la sede de la ONU en Nueva York, la eliminación de la epidemia es a la par un problema de salud y una cuestión de derechos humanos.
Se trata de contar con sistemas de salud incluyentes y de desterrar de las sociedades estigmas y conductas discriminatorias, pero también de poner fin a políticas que dañan los más elementales derechos de los pueblos.
En ese contexto se inscribe el bloqueo económico, comercial y financiero que desde hace más de medio siglo mantiene Estados Unidos contra Cuba y que obstaculiza los esfuerzos del país caribeño para prevenir y enfrentar el VIH/Sida.
La directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba, la diputada Mariela Castro, precisó que el cerco vigente encarece las acciones contra la epidemia, pero no las detiene, y ejemplo de ello es que la Mayor de las Antillas se convirtió el pasado año en la primera nación en eliminar la transmisión materno-infantil del VIH-SIDA.
Al respecto la doctora Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud, afirmó que “La eliminación de la transmisión de un virus es uno de los mayores logros posibles en la salud pública”, al tiempo que añadió que es “ una victoria importante en nuestra larga lucha contra el VIH y las infecciones de transmisión sexual, y un paso importante hacia una generación libre de SIDA”.
El ser humano es el centro de los programas adoptados por Cuba para enfrentar esta enfermedad que afecta a más de 35 millones de personas en el mundo, de acuerdo con estadísticas del 2015.
Aunque el país caribeño exhibe logros en el enfrentamiento a esta epidemia, lo cierto es que por ejemplo, el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí por causa del bloqueo norteamericano ha sufrido afectaciones en cuanto a la asistencia de las enfermedades infecciosas y tropicales, en particular el VIH/SIDA.
Grandes han sido las dificultades que ha generado la unilateral y genocida política de Washington en la adquisición de medicamentos, reactivos para el diagnóstico y equipos de laboratorio, por ser producidas por firmas norteamericanas.
Es así que enfermos con VIH-SIDA se ven imposibilitados a recibir alguna de las combinaciones de antirretrovirales que incluya el Tenofovir, producido por una firma norteamericana, mientras que no se han podido adquirir para los niños con este mal los medicamentos antivirales: Kaletra, Nelfinavir, Ritonavir y Lopi/Rito porque las compañías estadounidenses que los producen alegan que no pueden comerciar con Cuba o no dan respuesta a pedidos solicitados.
Sin embargo, la voluntad política del gobierno cubano y su sistema inclusivo de salud, reconocido a nivel internacional, constituyen una fortaleza y un elemento esencial para que Cuba trabaje en prevención y lucha contra el VIH-SIDA y pueda avanzar en el logro de la meta que se ha trazado la comunidad internacional.