por María Josefina Arce
La nacionalización de los hidrocarburos, primera medida adoptada por Evo Morales al asumir la presidencia en 2006, ha contribuido al avance socioeconómico del país y al beneficio de todos los sectores de la sociedad, en especial los más humildes, algo impensable durante el pasado neoliberal.
Tengamos en cuenta que en los últimos siete años de privatización de las refinerías la nación andina dejó de percibir más de 144 millones de dólares por concepto de utilidades.
La acertada decisión del presidente le permitió al país el crecimiento que mantiene desde hace varios años. Ya en el primer trimestre de 2016 Bolivia creció un 4,93% en un contexto de recesión en toda la región.
Solo en el pasado periodo fiscal, de abril de 2015 a marzo de 2016, se lograron cifras históricas, con ganancias netas de más de 70 millones de dólares.
Ahora los recursos generados se traducen en educación, salud, infraestructura, y proyectos productivos; con su consecuente efecto multiplicador para la economía nacional.
Con las ganancias el Estado además ha creado bonos sociales para todos los sectores de la población, además de entregar recursos por cuenta del Impuesto Directo a los Hidrocarburos a las regiones para que sus gobernaciones y municipios encaren programas de desarrollo.
Para el presidente Morales "la nacionalización es sinónimo de liberación económica", pues el país ya no depende de organismos internacionales "que antes condicionaban y chantajeaban a los gobiernos" para implementar políticas económicas dirigidas a la privatización de los servicios públicos, el latifundio, y la "entrega de los recursos naturales a las transnacionales petroleras".
Lo cierto es que la medida fue un paso histórico que permitió redistribuir la riqueza entre la población y encarar una política de inclusión, con importantes resultados para el desarrollo del país.
Ese proceso permitió también acrecentar las inversiones en el sector de hidrocarburos, y en la última década se inyectaron alrededor de 10.500 millones de dólares para fortalecer la exploración, explotación, producción e industrialización de los recursos gasíferos del país.
Para el próximo quinquenio hasta 2020 el Estado invertirá 12 400 millones de dólares en el sector para continuar fortaleciendo esa industria en aras del desarrollo del país.
La realidad es que la recuperación de los hidrocarburos han solidificado la economía nacional, que en el pasado entregaba su patrimonio para el enriquecimiento de empresas extranjeras sin velar por el interés nacional.
Hoy los bolivianos son dueños de sus recursos naturales y a diez años de esa trascendental medida son sus principales beneficiarios, pues han experimentado una considerable elevación de su calidad de vida.