Por: María Josefina Arce
En la primera semana de julio Santiago de Cuba vive con intensidad días de colorido, alegría, danza y música en la llamada Fiesta del Fuego, donde confluye el Caribe en su similitud y diversidad.
Anualmente delegaciones de una veintena de naciones o más llegan hasta la urbe del oriente de Cuba, con el manifiesto deseo de preservar las más auténticas expresiones de la cultura popular y tradicional.
A lo largo de esta semana la cita tomó la ciudad y en más de 30 áreas abiertas y cerradas se desarrollaron conciertos y bailes populares, ceremonias religiosas, exposiciones de artes plásticas, encuentros de narradores orales y poetas, propuestas teatrales, y desfiles de danzas y música con todo el colorido de esta área geográfica.
Dedicada este año a Ecuador, la trigésimo sexta edición de la Fiesta del Fuego reunió a más de 600 delegados de unos veinticinco países, los que unidos a los representantes de Cuba sumaron más de 2000 participantes. Aunque fuera geográficamente del área del Caribe, la dedicatoria a Ecuador se sustentó, afirmaron los organizadores, en las particularidades étnicas y culturales de su población afrodescendiente y sus similitudes con la multiculturalidad caribeña.
En esta ocasión a delegaciones tradicionales en la cita, como las de México, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana, se sumó por primera vez una representación de las Islas Vírgenes Norteamericanas.
Desde allí llegaron varios proyectos artísticos, entre ellos una Steel Band que realizó un intercambio musical con su similar del poblado santiaguero de El Cobre.
El Coloquio El Caribe que nos une es uno de los momentos culminantes de la cita, en el se profundiza en la historia y cultura de los pueblos de la región.
Desde 1981 en Santiago de Cuba se incentiva el encuentro y la unidad de los pueblos de la región desde la cultura popular tradicional. De ahí que en esta ocasión estuvo dedicado al cumpleaños 90 del líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, quien promovió la integración de los países del área.
Con un marcado valor integracionista y solidario califican los participantes a esta cita, de la cual destacan su enfoque comunitario, pues ha sido capaz de enfatizar en el quehacer y prácticas de hombres y mujeres comunes, y las de grupos tradicionales alejados de los grandes circuitos de promoción del arte.
Es sin dudas, Santiago llamada con justicia la más caribeña de las ciudades cubanas el espacio ideal para esta cita, no solo por su posición geográfica, sino por la historia y la cultura de los habitantes de esta ciudad, que han mantenido un contacto asiduo con los pueblos asentados en otras islas de la región.