El brutal asesinato de Alton Sterling reabre el debate sobre la violencia institucional contra los ciudadanos negros en los Estados Unidos. El video de la agonía de Sterling es elocuente, y escandaliza por las evidencias: el disparo en el pecho se produce cuando la víctima está inmovilizada en el piso, sin ofrecer resistencia alguna. “Sus manos estaban vacías” tituló el tabloide New York Daily News, dando por tierra la hipótesis de “defensa” de los policias involucrados.
El contexto de este verdadero asesinato a sangre fría se puede comprender en las estadísticas presentadas por el diario Washington Post: durante el año en curso 123 ciudadanos negros murieron a raíz del accionar policial en diversos estados de EE.UU. En la mayoría de los casos, con una impunidad notoria. En el caso de Sterling, las nuevas tecnologías detectan el accionar de los policias.
Obama en el gobierno, a pesar de su origen afroamericano, no pudo contrarrestar una realidad que gracias a los videos aficionados se pudo hacer visible, lo que asimismo disipó la posibilidad de hacer pasar estos verdaderos crímenes por enfrentamientos. El crecimiento de la violencia institucional en EE.UU. durante los últimos años incluso provocó el nacimiento de un movimiento llamado “Black Lives Matter” (“Las vidas de los negros importan”), que comenzó como un pedido desesperado a través de las redes sociales y actualmente emerge como fenómeno social en aquel país.
Este movimiento social de denuncia y concientización nada tiene que ver con los trágicos sucesos acontecidos en Dallas, donde un francotirador terminó con la vida de cinco policías blancos, hiriendo asimismo a nueve personas, mientras se producía una movilización pacífica contra el asesinato de Sterling. Este hecho también dejó entrever la doble vara de buena parte de los medios de comunicación hegemónicos de nuestra región, que a diferencia de lo acontecido el martes, dieron plena cobertura a los hechos.
Para una potencia que suele opinar con liviandad sobre lo que sucede fronteras adentro de otros países, los nuevos casos de violencia institucional en EE.UU. demuestran que es momento de trabajar en la resolución de esta problemática junto a organizaciones de derechos humanos y de defensa de los derechos civiles, sociales y políticos de la comunidad afroamericana.
EE.UU. debe avanzar en la resolución de esta creciente problemática, con un profundo análisis de la situación y propuestas concretas. Las perspectivas no son favorables, además, con un horizonte electoral donde el pirotécnico Donald Trump no aparece como vector en la posible resolución de estos temas, sino más bien lo contrario, visto y considerando sus posiciones xenófobas, demostradas a lo largo de la campaña.
Otro tema refiere a instancias como la OEA, con sede en Washington, que también suele ser contundente caracterizando “crisis humanitarias” en países que no responden a los postulados del Departamento de Estado. ¿Se atreverá a indagar sobre los 123 asesinatos que detalla el Washington Post durante el año electoral en curso en EE.UU.? ¿No amerita el tema, a esta altura, la conformación de una comisión investigadora donde también estén los países de América Latina y el Caribe?
La violencia institucional contra ciudadanos negros en EE.UU. crece y nada hace creer que podría frenarse a corto y mediano plazo si no hay un verdadero debate nacional en relación al tema.
Por: Juan Manuel Karg/Cubadebate