por Roberto Morejón
La caída del precio del níquel, uno de los principales renglones exportables de Cuba, incide, junto a otros factores, en las tensiones económicas de la economía para el segundo semestre del año, aunque servicios vitales seguirán garantizados.
Limitaciones financieras por la caída de ingresos por concepto de exportaciones y en el aseguramiento de portadores energéticos originaron las dificultades actuales en Cuba, ante las que fue necesario diseñar un plan de medidas de ahorro.
Situada entre los fundamentales aportadores de divisas junto a la exportación de servicios profesionales, productos farmacéuticos y el turismo, la industria niquelífera cubana recibe los efectos del derrumbe de los precios en el mercado internacional.
Desde enero y hasta junio último, el precio medio del metal se fijó en 17 000 dólares la tonelada, o sea, 6,8% menos que en igual período de 2015.
Agencias especializadas revelan la existencia de inventarios por encima de la demanda mundial y subrayan la baja en el consumo de níquel por China.
2015 y 2014 han sido duros para el níquel con el hundimiento de los precios de 11 y 7%, respectivamente, ante lo cual Cuba apuesta por aumentar la eficiencia metalúrgica y mantener la actual producción de níquel más cobalto.
En el oriental municipio minero de Moa, donde están enclavadas las dos plantas en funcionamiento, tienen que lidiar con los efectos de los bajos precios de la materia prima y el previsible agotamiento de las reservas, aunque se exploran yacimientos en otras regiones.
A pesar de las adversidades, la industria continúa la modernización tecnológica, con el aliciente de contar con la empresa mixta Moa Nickel SA, integrada desde 1994 a partes iguales por la entidad Cubaníquel y la canadiense Sherritt International.
En la otra planta, la Ernesto Che Guevara, se enfatiza en la reconversión tecnológica y la reducción de los costos para proseguir con las entregas que ayudan a conservar a Cuba entre los primeros 12 productores de níquel del planeta.
Cuba proyecta proseguir con suministros de 56 000 toneladas anuales de níquel más cobalto, esenciales para aleaciones en acerías y la fabricación de baterías para teléfonos móviles, automóviles, motores y turbinas.
La industria nacional tiene en cartera asociarse a entidades extranjeras para garantizar la imprescindible eficiencia y el ahorro de recursos.
Por esa vía se compensaría en lo posible la merma de los precios de las exportaciones y se atenderían los nuevos yacimientos en estudio.
Si bien Cuba ajusta el consumo energético, el níquel, junto a otros sectores vitales, recibirá los aseguramientos indispensables porque continúa entre las prioridades.