Una crónica limeña

Editado por Maite González Martínez
2018-04-09 11:29:15

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Foto/Roberto Suárez

Por: Raúl Menchaca

El sol fue radiante en este domingo limeño. Hay calor en esa ciudad del Pacífico donde viven casi diez millones de personas.

Pero el clima, que hoy se parece mucho al de Cuba, es un tema menor entre los peruanos, estremecidos por una crisis política que parece no tener fin.

Los últimos cinco presidentes, de una u otra forma, han estado involucrados en feos procesos de corrupción que han terminado con renuncias, causas judiciales y hasta algunos tras las rejas.

Y ese mal, que ya parece endémico, marca a una sociedad donde las desigualdades son evidentes desde que se llega a Lima.

Grandes edificios en el centro, hermosas casas rodeadas de bellos jardines en los barrios de los ricos, y zonas marginales donde la pobreza es una bofetada.

Entre la pobreza y la corrupción gubernamental parece un mal chiste la organización de la VIII Cumbre de Las Américas, cuyo lema es Gobernabilidad democrática frente a la corrupción.
Una cumbre al rojo vivo

La VIII Cumbre de Las Américas, en la que Cuba participa en el foro de la sociedad civil hemisférica, tiene lugar en un escenario complicado.

Hay protestas sociales en Perú no solo por la corrupción gubernamental que lastra a la realidad peruana, sino para mejorar las condiciones laborales y salariales de varios sectores.

También hay quienes piden aumentar el presupuesto o mejorar el mercado interno. Las protestas son también en contra de las actividades contaminantes de transnacionales mineras, pero además por el pago de utilidades justas para los trabajadores de ese sector.

Otros se manifiestan en contra de la importación de productos agrícolas en detrimento del campesinado peruano.

En fin, esta Cumbre hemisférica será caliente y no solo por el calor que hay este domingo en Lima.



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