Por Grégoire Lalieu
Oponerse a la guerra y denunciar la propaganda que la acompaña, ¿supone apoyar al dictador atacado? ¿El pacifismo debe dejarse de lado cuando las bombas llueven sobre regímenes que no respetan los derechos humanos? En mayo de 2015, Michel Collon y Grégoire Lalieu dieron una conferencia en Lausana sobre el tema EE.UU., guerras, terrorismo y mentiras de los medios de comunicación.
Durante su presentación, Grégoire Lalieu recordó los vínculos mantenidos por Estados Unidos con varios movimientos terroristas, desde Afganistán en los años 80 hasta la Siria de hoy. También desmontó el mito de la primavera siria demostrando: 1. Que las primeras manifestaciones pacíficas fueron secuestradas rápidamente por los grupos armados y sectarios. 2. Que la revolución siria se basa en demócratas muy curiosos. Un refugiado sirio presente allí esa noche tomó la palabra entonces, acusando al orador de defender el régimen de Bashar el-Assad. Acusaciones reformuladas por escrito en Facebook, algunos días más tarde. He aquí la respuesta de Grégoire Lalieu.
Buenos días,
Siento el malentendido entorno a su intervención durante la conferencia. Sin embargo, habíamos solicitado que vd. pudiera expresar con claridad su punto de vista. También me sabe mal no haberle encontrado al final de la tarde pues hubiera deseado discutir con usted.
Gracias por aprovechar esta página para desarrollar aún más vuestra propuesta. La apoyáis sobre numerosos documentos que ilustran la violencia del régimen sirio. Una violencia que yo no he discutido. Incluso he reconocido que era parte de los factores que desencadenaron el movimiento de revuelta popular en marzo de 2011. De hecho, he explicado que este movimiento no fue el resultado de un gran complot orquestado por la CIA sino que las condiciones objetivas estaban maduras para que los sirios salieran a las calles. Yo he igualmente recordado que las reformas neoliberales iniciadas por el gobierno a inicios de los años 2000 constituían también un factor determinante en tanto habían tenido un impacto negativo en las condiciones de vida de muchos sirios. Usted reconocerá que los gobiernos y medios occidentales evocan muy poco este factor.
De hecho, cuando Siria estaba llevando a cabo esas reformas neoliberales, Bashar el-Assad era muy apreciado entre los gobiernos occidentales. En ese momento, la represión del régimen no molestaba ni en París ni en Washington. Peor aún, sus métodos fueron reconocidos por la CIA que delegaba en sus homólogos sirios la tortura a los opositores en el contexto de la guerra contra el terrorismo.
La violencia del régimen sirio está bien documentada. Al igual que la de una parte importante de la rebelión que transmite sus hazañas bélicas en las redes sociales. Voy a evitar añadir horror al horror, eso no nos hará avanzar mucho. Sin embargo, permítame recordar que mi presentación trató, como se había anunciado, sobre las relaciones entre los Estados Unidos y el terrorismo. Mi tesis es que, contrariamente a los discursos oficiales que rodean la llamada guerra contra el terrorismo, los Estados Unidos 1. Han dado a luz a ese terrorismo, como ha reconocido Hillary Clinton. 2. Creado un terreno extremadamente fértil para la expansión de ese terrorismo mediante la destrucción del país y la matanza de inocentes; de hecho, mostrando el ejemplo a seguir. 3. Han apoyado y sigue apoyando aún a grupos terroristas.
Para defender esta tesis, he evocado las guerras llevadas a cabo por los Estados Unidos en varios países de la región, desde Afganistán en los años 80 hasta Siria hoy. Sobre este último punto, mi intervención no apuntaba a desarrollar una relación completa de la situación en Siria sino, en el contexto de la presentación, para desmontar la propaganda de la OTAN sobre este conflicto y para destapar la relación mantenida por los Estados Unidos con los movimientos terroristas. De ahí los ejemplos citados. El objetivo no es, obviamente, romper la solidaridad con el pueblo sirio. Muy al contrario. Permítame explicar por qué.
Al contrario de lo que haya podido hacerle pensar mi presentación, no estoy a favor de Bashar. Y para ser honesto, no soy anti-Bashar tampoco. No soy ni lo uno ni lo otro, por la sencilla razón de que no soy sirio. No es a mí a quien toca decidir quién debe dirigir vuestro país. Usted es sirio y no tengo ninguna duda de que usted conoce mejor que yo mismo a Bashar. Yo soy belga. Europeo por extensión. Y los líderes que se supone que me representan son parte de una organización criminal que se llama la OTAN. Es probable que yo conozca un poco mejor la OTAN que vd. Esta alianza militar no tiene vocación de ayudar a los sirios a construir una democracia pacífica donde todos puedan vivir con dignidad. La OTAN, sus aliados y sus mercenarios a sueldo quieren tomar el control de vuestro país. Y si lo consiguen, no dudarán en llevarlo a la destrucción, como han hecho en Libia.
Usted tiene una evidente contradicción con Bashar. Pero quiero llamar su atención sobre el hecho de que vd. también tiene una seria contradicción con la OTAN, el brazo armado del imperialismo occidental. Hoy en día es aún la principal contradicción que surge sobre el pueblo sirio. De hecho, se puede instalar cualquier líder en Damasco, si los vínculos con el imperialismo no se rompen; las riquezas de su país serán expoliadas como en cualquier neo-colonia. Imposible desde entonces, incluso con la mejor voluntad del mundo, desarrollar el país, construir escuelas, hospitales… Será imposible implementar las bases de una economía soberana que se adapte a las necesidades de la población.
El dinero irá a parar a los bolsillos de las multinacionales que no tienen intención de compartir el mercado con competidores locales. Obviamente, romper los lazos con el imperialismo no es suficiente. Antes que invertir las riquezas nacionales para el bien común de la población, un dirigente que se libre de la tutela imperialista puede monopolizar los recursos y hacer que sus próximos se aprovechen mediante la corrupción. Usted sabe alguna cosa.
Romper los lazos con el imperialismo no es suficiente pero es un paso indispensable hacia el camino de la libertad. Soy consciente de que mi situación es mucho más cómoda que la suya. Pero es contra los líderes que nos representan y que vierten su propaganda durante todas las guerras que dirigimos nuestra lucha en el seno de Investig’Action. A través de esta lucha, nos esforzamos por sensibilizar a nuestro público para hacerle entender que las guerras coloniales contra los pueblos del Sur son también guerras contra los pueblos del Norte. Nuestra solidaridad se manifiesta así mediante la lucha antiimperialista.
No sé cuánto tiempo durará el terrible conflicto que asola su país ni cual será el resultado. Usted reconocerá que, en Libia, la guerra no terminó con la muerte de Gadafi. En vuestra lucha por una Siria verdaderamente democrática*, más de un enemigo acecha en vuestra ruta. Espero que vd. haya comprendido que yo no soy uno de ellos.
* Para una definición de la democracia, nos remitimos a la ex viceministra de cultura boliviana: “Un país es democrático cuando se satisfacen las necesidades básicas de todos sus ciudadanos”.
Traducido por Carles Acózar i Gómez para Investig’Action
Tomado de INVESTIG'ACTION