Por Harold Iglesias
Pasó la tempestad, y tras ella Lorenzo, cargado de energías, comenzó junto a su familia la reconstrucción de su vivienda. Lamentablemente se le vino encima una pared de bloques que le provocó una lesión medular y lo privó de caminar. La vida se le desmoronó, se le unieron cielo y tierra. Confiesa que estuvo en shock durante un año.
Fueron 12 meses interminables, en los que se auto confinó y apenas tuvo vínculo social, se encerró en su padecimiento y apenas interactuaba con su familia. Pero Lorenzo no es de los jóvenes que se rinde. Necesitaba renacer, colocar la voluntad por encima de su limitación física. Y fue la natación el camino para materializarlo, construir su nueva realidad. Siempre fue un niño apasionado de los deportes, de pequeño solía nadar en Playa Las Coloradas, el punto de desembarco del yate Granma y donde nunca pensó que tejería su destino futuro entre brazadas. De encaminarlo se encargó en su natal Granma Dayron Jorge, con prácticas iniciales en río, desafiando cauce y la densidad del agua. De perfeccionar su técnica y burlar a Cronos con el paso del tiempo se encargaría Ernesto Garrido.
Cuando este miércoles Río de Janeiro descorra las cortinas de los XV Juegos Paralímpicos Lorenzo comenzará a acariciar un sueño: el de convertirse en campeón de la magna justa multideportiva para personas con discapacidad.
Será su segunda cruzada en semejante entorno, luego de que hace cuatro años en Londres dejara su huella en las piscinas, al agenciarse una presea de plata en los 50 libres (30.04 segundos) y otra de bronce en el hectómetro (1:08.01).
Sin embargo, la progresión de Lorenzo en cuatro años ha sido abismal. Baste mirar los récords del orbe para su categoría S-6 y constatarlo: el de los 50 metros libre, la prueba más rápida de la natación lo ostenta el chino Qing Xu (28.57 segundos establecidos en la capital británica); Pérez pulverizó el del hectómetro en poder del sueco Anders Olsson (1:05.45 minutos) y en los Parapanamericanos de Toronto lo llevó hasta (1:04.60); mientras el propio Olsson (4:47.75) atesora el de los 400 desde el año 2009, cuando lo fijó en Reykjavik, capital de Islandia. A propósito de Toronto, allí también Pérez se adjundicó la corona en los 400 metros (5:14.45 minutos que devinieron tope de América), y escoltó al colombiano Nelson Crispin 29.55 por 29.14 segundos en los 50.
Hablábamos del cuatrienio, de la progresión de Lorenzo y su actual ubicación en los rankings de los tres eventos en los que tomará el bloque de arrancada en suelo carioca, donde la lid de natación acogerá a 620 hijos de Poseidón, de ellos 280 féminas, que pugnarán en 152 eventos.
En el caso de nuestro principal tritón los días 10, 13 y 17 pudiera estar acariciando la gloria, con una dosis de suspense reservada hasta el último momento, pues el hectómetro, la distancia en la que es plusmarquista universal, se disputa el último de los tres días señalados.
Justamente en la presente temporada, el cafetero Crispin comanda las acciones en el escalafón de los 50 libre gracias a respetables 29.29. Nuestro representante exhibe 30.19 en la propia ciudad Maravillosa el 23 de abril. De entonces a la fecha, sus niveles de preparación han crecido considerablemente.
La realidad de los 100 coloca a nuestro representante a la cabeza de los pesos pesados gracias a registro de 1:05.12, un segundo exacto por delante de Crispin; en tanto en los 400, dominados por el italiano Francesco Bocciardo (5:00.77) no exhibe tiempo oficial en el 2016.
Pérez, desde el pasado año y según el mismo refiere, ha desarrollado la mejor preparación de su carrera deportiva. Una secuencia que inició con vistas a los Parapanamericanos de Toronto y que prácticamente no tuvo interrupciones.
“La natación en el contexto paralímpico ha evolucionado mucho. Preservar mis tres títulos de América en Toronto constituía un reto en extremo exigente. Al igual que en la natación convencional el estilo libre es el de mayor rivalidad, de ahí que satisfacer mis expectativas personales se torne bastante complicado. Mis mayores opciones se concentran en los 100 metros, pero tengo grandes ambiciones con los 50. En los 400 necesitaría acercarme a los cinco minutos, algo que nunca he conseguido, hasta ahora”, expresó días antes de su partida a Río.
“Al igual que sucede siempre, en la recta final disminuimos los volúmenes de trabajo en el gimnasio y priorizamos el fortalecimiento de la flexibilidad, la búsqueda de ritmo y coordinación de las brazadas en el agua. Mantengo la masa muscular activa que aumenté de cara a Toronto, pero no me descuido, pues en ocasiones ese aumento se traduce en lentitud”, sentenció Pérez, un consagrado que le dedica cuatro horas diarias, a razón de dos sesiones a su entrenamiento.
Corría el año 2005. Dennis azotó Cuba causando la muerte de una decena de personas; otras 600 000 fueron evacuadas. Lorenzo Pérez resistió los embates del fenómeno meteorológico y soportó uno superior a cualquier ráfaga de viento asestado por el destino. Ese accidente marcó su renacimiento, y Río, en medio de una hélice de brazadas bajo el amparo del Cristo Redentor, bien pudiera convertirse en su nicho de gloria paralímpico.