Por Harold Iglesias
Si un atleta cubano de los que compiten en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 debía honrar el pedigrí familiar, ese es el velocista Leinier Savón (21 de marzo de 1989). Savón, de seguro con mencionar el apellido muchos lo asociarán a la familia de púgiles, de la talla de Félix y Erislandy.
De hecho, luego de irrumpir dorado en el Mundial de Doha, Catar 2015 en 100 metros (10.82 segundos) y el doble hectómetro (22.14), Leinier centró las miradas de todos, como uno de los más sólidos candidatos a reinar en suelo carioca. De hecho en la presente campaña comanda las acciones entre bólidos del T-12 (débil visual profundo) con 10.93conseguidos en Brasil; mientras en el propio Río venció los 200 en 22.15, asediado en esta distancia por el ruso Artem Loginov 22.37.
Pero la historia de Leinier es bien interesante. Creció amando al deporte, escuchando los cantares épicos que sus primos inspiraban sobre el cuadrilátero, y lógicamente en su torrente sanguíneo los “glóbulos rojos” deportivos se contaban en abundancia.
“Te apoyaré toda la vida, como una buena madre. Solo que si decides dedicarte al deporte, no puede ser el boxeo” le dijo en más de una ocasión.
Para nada fue sencillo materializar su sueño: Leinier tenía una velocidad y explosividad inusitadas, pero por su baja estatura (1.62 metros) lo suspendieron durante las captaciones para la Escuela de Iniciación deportiva de Guantánamo. Ese fue un duro escollo que tuvo que sortear. Con 16 años, y sin rendirse ante un contratiempo, fue captado para la ESPA de su provincia bajo la tutela del entrenador Alfredo Carbonell.
Llegó a estirarse, pese a su pequeña talla hasta los 6.90 metros y continuaba ganándole centésimas al cronómetro en las distancias cortas. Pero nuevamente sintió como si el destino le jugase una mala pasada. Tuvo que suspender los entrenamientos pues lo llamaron para cumplir con el Servicio Militar, y como parte del chequeo médico le detectaron una afección en la vista,(retinosquisis ligada al sexo, de carácter hereditaria que afecta únicamente a varones y se asocia a una degeneración quística de la mácula y que presenta condensaciones vítreas en forma de cordones o velos). Savón se debatía, no quería renunciar a su sueño.
Ese que pasaba por dejar de observar las ceremonias inaugurales de los magnos eventos desde las bardas, convertirse en protagonista y colgarse preseas en su cuello. Entonces poco a poco fue venciendo escollos, elevando su capacidad de respuesta ante las adversidades. Así, al entrar a la preselección nacional de atletismo para discapacitados tuvo que pugnar con figuras establecidas como Luis Felipe Gutiérrez.
Puso la constancia y disciplina en los entrenamientos como divisa y fue ganándose el respeto de todos a fuerza de marcas:
¿Has evolucionado del mundial a la fecha?
“Han sucedido muchas cosas en menos de un año. De hecho, mis registros en el mundial y los Parapanamericanos de Toronto han sido mejores que los que tengo en este 2016.
Sucede que a principios de año sufrí una molestia plantal, provocada por los pinchos y estuve arrastrando ese problema casi dos meses, hasta que me adaptaron las plantillas. En la base (en Mèxico) trabajamos muy fuerte. Dos sesiones diarias, casi cinco horas de entrenamiento, carreras y elementos técnicos en la mañana, y gimnasio y tramos de velocidad alternos en las tardes. Aprovechamos al máximo la estadía y elevamos la capacidad aerobia producto de la altura”.
¿Técnicamente más completo?
“Más parejo, me gustaría decirlo así. Mis potencialidades siempre estuvieron concentradas en la explosividad al arrancar y los primeros 50 metros de carrera. Ahora siento que he encontrado mi ritmo, ganado en potencia hacia el remate, y el braceo con la izquierda, que ligeramente lo metía hacia adentro por causa del salto de longitud, ya lo realizo normalmente. En los 200 igualmente he mejorado la coordinación de brazos y piernas en la curva, un componente esencial y que contribuye a mantener la velocidad”.
¿Qué hay del salto de longitud, pues fuiste subtitular parapanamericano y octavo mundial con 6.64?
“Desde que comencé a obtener títulos en las pruebas de velocidad, disminuí un poco la intensidad en los entrenamientos de salto. De cualquier manera los ejercicios en el gimnasio, de pliometría y el desarrollo de la velocidad contribuyen para elevar mis rendimientos ahí también, pues dependo de la carrera de impulso y el muelle al despegar para realizar saltos considerables y contrarrestar la baja estatura.
Los mejores de mi categoría superan los siete metros (como el azerí y as del orbe Kamil Aliyev, dueño de 7.13 metros), aunque el profesor Luis Bueno me ha ayudado mucho y confío acercarme a 6.90 en Río.
Sinceramente en este minuto me concentro en las pruebas de pista.
¿Miriam Ferrer y el resto de tus coequiperos?
“Una familia. No solo Yunidis, Omara, Luis Felipe, la profe Miriam, sino también los atletas convencionales. Muchas veces corro con ellos y como no me gusta perder, me exijo cada día más. Cuando entré les comenté que no pararía hasta ser campeón paralímpico. Este es el momento para cumplirlo.
Las muchachas me dan fuerzas para correr los tramos largos, que a veces se tornan pesados. La profe Miriam, es muy conocedora y con la asesoría del entrenador español que nos visitó en marzo, logramos sacarle provecho a unos ejercicios combinados muy útiles”.
¿No te preocupan los rivales?
“Estarán a mi lado en los carriles, pero este es un deporte de tiempos y marcas. Si cruzo la línea de meta primero, lo hago todo bien desde que me coloque en el bloque de arrancada y los tiempos así lo reafirman, no tengo nada que temer.
Además soy el líder del ranking, diría que los rivales están más preocupados que yo. Aún así, en esta recta final no descuido ningún detalle: Horarios, entrenamientos, fortalecimiento y hielo posterior, descanso, dieta balanceada, mente fuerte y despejada”.
Savón parece un pequeño liliplutense dispuesto a irrumpir en la gloria. Disímiles escollos ha sorteado, incluso, el tener que transitar tardíamente por su carrera en el deporte rey, pues además de comenzar con 16 años, entró a la preselección en el Estadio Panamericano con 23.
Eso sí, está bien centrado en la consecución de sus objetivos, como cuando culminó el año pasado sus estudios de Licenciatura en Cultura Física, amén de que confiesa que siempre le gustó la medicina también. Cruciales para lograr el equilibrio perfecto y hallar compensación, su madre María Elena Pineda, su novia Leidi, y la música.
Para él, los beats o audífonos, son una prenda más del atuendo cotidiano. Río Espera. En el contexto paralímpico el campo y pista antillano atesora 26 vellocinos del total de 31 con que contamos. Leinier Savón, en ese entorno, será un rookie experimentado de 27 abriles, poseedor además de coronas a nivel parapanamericano y universal.
Confiemos que pueda continuar con su estela en la ciudad Maravillosa y cumplir sus premoniciones personales. Al parecer escogió el sendero correcto al cambiar por fuerza mayor el ring y la casta familiar por las pistas. Dos pinceladas de cierre: Savón posee de cotas cimeras en el hectómetro 10.77, mientras en el doble del trazado exhibe 22.14. Los récords del planeta para esos eventos correspondientes a la categoría T-12 están en poder por ese orden del azerí Elchin Muradov (10.66) y el polaco Mateusz Michalski (21.56).
Tomado de Cubasí