por Diego María Gallardo
El pasado 16 de septiembre se cumplieron 40 años de la “Noche de los lápices”. Organismos de derechos humanos junto a estudiantes secundarios y universitarios salieron a la calle y marcharon al Ministerio de Infraestructura en la ciudad de La Plata, Argentina. Exigieron la plena implementación del Boleto Educativo en toda la provincia de Buenos Aires y repudiaron las políticas neoliberales del preseidente electo Mauricio Macri.
El viernes se realizaron distintos homenajes para recordar a los estudiantes secuestrados, torturados y desaparecidos de La Plata. El acto central tuvo lugar en el Ministerio de Infraestructura de la Provincia de Buenos Aires (ex Obras Públicas) y contó con una multitudinaria convocatoria. Durante la marcha se repudió el retroceso en materia de derechos humanos, la persecución a Hebe de Bonafini de Madres de Plaza de Mayo y la injusta detención de Milagro Sala.
Un plan, un sistema
“La noche de los lápices” fue un hecho emblemático de la dictadura más sangrienta y feroz de nuestro país. Aquel 16 de septiembre de 1976 se cumplía el aniversario 21 del derrocamiento del primer peronismo por la autodenominada Revolución Libertadora. Aquel 16 de septiembre los estudiantes reclamaban la implementación del boleto estudiantil. Pero la crueldad no tiene límites y los genocidas llevaron a los hechos su macabro plan.
Hace 40 años la dictadura cívico, militar y empresarial secuestró a 10 jóvenes de entre 16 y 18 años de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) en La Plata. Aquella noche la policía se llevó de sus domicilios a Victor Treviño, Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro. Al día siguiente, capturaron a Emilce Moler y Patricia Miranda, y más tarde a Pablo Díaz, quien formaba parte de la Juventud Guevarista.
Todos ellos conocieron el horror en su máxima expresión. Todos ellos padecieron torturas, simulacros de fusilamiento y el intento militar de imponerles otra forma de pensar. Aquellos jóvenes pasaron por distintos centros clandestinos, entre ellos la “División Cuatresirmo” o “Arana” y la “División de Investigaciones de Banfield” también llamado el “Pozo de Banfield”. Seis de ellos continúan desaparecidos. La lucha sigue en pie y los jóvenes saben que hoy, más que nunca, tienen que ganar la calle.
Boleto estudiantil
La movilización del pasado viernes contó con la presencia de diferentes líderes sociales y políticos de la región. La concejal y decana de la Facultad de Periodismo de la UNLP Florencia Saintout expresó que “la lucha por la educación pública e inclusiva ha sido una bandera histórica del movimiento estudiantil nacional y popular”.
“A 40 años de la Noche de los lápices marchamos en memoria de aquellos jóvenes víctimas de la dictadura cívico-militar, y también por la plena implementación del boleto educativo en toda la provincia de Buenos Aires”, resaltó Saintout.
Es imprescindible hacer hincapié que si bien la gobernadora María Eugenia Vidal reglamentó la Ley 14.735 del Boleto Educativo Gratuito lo hizo de forma parcial. Están excluidos los estudiantes terciarios y la gran mayoría de los universitarios. Asimismo, tampoco se contempla los viajes en transporte fluvial, trenes, colectivos interjuridiccionales ni micros de larga distancia. Cabe destacar que la norma original sancionada hace un año por la Legislatura sí establecía estos puntos.
El co-presidente de la Federación Universitaria de La Plata (FULP), Marcel Aguilera, dijo “hoy reivindicamos la lucha de nuestros compañeros desaparecidos, que peleaban por un país mejor, más justo” y llamó a consolidar “la unidad con todos aquellos que entiendan que la contradicción principal son las políticas neoliberales y neoconservadoras”.
Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, sostuvo hace algunos años que “nosotros éramos residuos” para los militares y “nos torturaban con todo el sadismo”.
Relatos hay varios y interpretaciones aún más. Sin embargo, la contradicción siempre estará a la orden del día, hay quienes quieren una Argentina para pocos y con privilegios y están los que creen en un país donde el otro es la patria. Aquellos jóvenes lucharon por el amor y la igualdad. Ellos desobedientes del poder establecido y protagonistas de un proyecto de país siguen presentes ahora y siempre.