Cuando se afirma que la clave para la eliminación del analfabetismo en el mundo es la voluntad política, se refleja con justeza el histórico empeño educacional cubano caracterizado por la elevada participación popular y el liderazgo que lo impulsó.
Al culminar la Campaña de Alfabetización en 1961, el entonces Primer Ministro, Fidel Castro, expresó en la Plaza de la Revolución "José Martí", de La Habana, que no había "ningún momento más solemne y emocionante, ningún instante de júbilo mayor, ningún minuto de legítimo orgullo y de gloria, como este en que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados".
El país había logrado extraer de la ignorancia a casi un millón de adultos con la participación de 100 mil brigadistas Conrado Benítez, 13 mil alfabetizadores obreros -de refuerzo- y más de 34 mil maestros y profesores, a pesar de los crímenes cometidos contra jóvenes educadores y sus alumnos.
Hoy, la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco) impulsa este tipo de enseñanza en numerosos países del mundo, sobre todo entre los llamados en vías de desarrollo, una tarea que Cuba apoya directamente en naciones de varios continentes.
La ministra de Educación cubana, Ena Elsa Velázquez, detalló al respecto en la Conferencia Mundial sobre la Alfabetización, celebrada 8 y 9 de septiembre en la sede de la Unesco, en París, la contribución en esta tarea mediante el método Yo sí puedo, con el cual se benefician ya unos 10 millones de personas en el mundo.
En el contexto del Día Internacional que la Unesco celebra el 8 de septiembre, desde que lo instituyó en 1966, Velázquez manifestó que, en correspondencia con las necesidades de cada país, el programa cubano ha sido contextualizado y traducido a idiomas como el inglés, el francés, el portugués y a lenguas indígenas como el aimara y el quechua.
Por su parte, la directora general de la Unesco, Irina Bokova, proclamó durante la reciente celebración del aniversario 50 de la efeméride, que existen en el mundo 758 millones de personas analfabetas, precisamente cuando "la alfabetización es la base para construir un futuro más sostenible para todos".
Esta organización del sistema de la ONU impulsa el principio de que este tipo de instrucción, que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se ajusta a la creación de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, con especial atención a los jóvenes y adultos.
El propósito es "garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos", una meta que consiste en lograr que hasta el 2030 la totalidad de los jóvenes y al menos una proporción sustancial de los adultos, tanto hombres como mujeres, tengan competencia en lectura, escritura y aritmética.
Sobre el tema, la secretaria general del Consejo Internacional de Educación de Adultos, Katarina Popovi , sostiene que la alfabetización "no solo es una habilidad técnica", sino que se trata de leer el mundo, por lo que "es, ante todo, un derecho humano y un portal a otros derechos."
Según el Foro Mundial de Alfabetización (World Literacy Forum), el costo del analfabetismo para la economía mundial es de 1,2 billones de dólares, debido a lo cual Popovi opina que el avance de esta instrucción en el caso de los adultos "sigue siendo lento" y que es imprecisa la meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible en este orden.
Entretanto, la ministra cubana de Educación declaró a Prensa Latina en París que solo es posible garantizar la enseñanza a toda la población cuando los gobiernos consideran el tema como una prioridad de su trabajo y ponen en la educación, también, los recursos financieros necesarios.
Cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba revelan que el país tuvo en el curso escolar 2014-2015 una matrícula inicial de un millón 901 mil 559 alumnos atendidos por un personal docente de 280 mil 274 trabajadores -entre ellos 230 mil 921 frente al aula- en nueve mil 432 escuelas de los distintos sistemas de enseñanza.
Por género, 945 mil 204 estudiantes fueron mujeres, un dato que refleja la equilibrada proporción en un país donde menos de 60 años antes la desigualdad de derechos femeninos era abismal.
Entretanto, los graduados en el curso escolar 2013-2014 ascendieron a 469 mil 288, de los cuales 234 mil 274 fueron mujeres, cifra equivalente a más del 49,92 por ciento del total de egresados.
En su autodefensa titulada La historia me absolverá, por el ataque al cuartel Moncada en 1953, el líder cubano Fidel Castro denunció que "a las escuelitas públicas del campo asisten descalzos, semidesnudos y desnutridos, menos de la mitad de los niños en edad escolar y muchas veces es el maestro quien tiene que adquirir con su propio sueldo el material necesario." [...] Sobre esto añadió que "lo inconcebible es que el 30 por ciento de nuestros campesinos no sepa firmar."
Hoy el país dedica el 23 por ciento del presupuesto nacional a una educación verdaderamente inclusiva que, como parte del sistema, dispone -declaró Velázquez en París- de 350 escuelas especiales para más de 40 mil alumnos, 300 aulas hospitalarias para niños ingresados y un programa de profesores ambulatorios para educar en sus hogares a infantes con movilidad muy reducida debido a discapacidades.
Al finalizar la Campaña de Alfabetización -en cuyo inicio se contabilizó un millón 45 mil analfabetos adultos-, Fidel Castro anunció que para el siguiente curso escolar habría 50 mil becarios estudiando "en las universidades, en las escuelas tecnológicas, en las escuelas especiales, en las escuelas de maestros, y en las escuelas preuniversitarias y de secundaria básica."
Solamente en la enseñanza secundaria y preuniversitaria habría 24 mil, de los cuales más de 20 mil lo harían en magisterio, algo que significaba, dijo, que "en nuestro país, todos los niños de edad escolar tendrán maestros y todos los estudiantes tendrán secundaria básica, todos", algo muy destacable donde al asumir el gobierno revolucionario existían más de 10 mil docentes desempleados.
El 5 de septiembre de 1961, el líder cubano había anunciado en la clausura del Congreso Nacional de Alfabetización, que pronto se utilizaría para la formación de maestros el Sanatorio Antituberculoso de Topes de Collantes, donde un "sistema inhumano [...] hacía venir desde los más apartados rincones del país a los enfermos, sin oportunidad nunca de ser visitados siquiera por sus familiares". Sería sustituido "por hospitales distribuidos por todo el país".
Allí funcionó desde 1962 hasta 1974 la gigantesca Escuela Formadora de Maestros Primarios "Manuel Ascunce Domenech", joven asesinado en las montañas surcentrales del Escambray por contrarrevolucionarios, la que se inició entonces con los primeros tres mil 500 estudiantes y continuó con cifras similares procedentes de Minas del Frío, en la Sierra Maestra, quienes concluirían su formación en la playa habanera de Tarará.
Por estas razones, Ángel Fernández Vila, exdirector durante 14 años del que devino Complejo Turístico Topes de Collantes, promueve la idea de crear allí, a 365 kilómetros al este de La Habana, un parque nacional donde la esperanza y la generosidad lograron el triunfo sobre quienes provocaron los crímenes cometidos contra los que practicaban el acto solidario y humano de alfabetizar.
Tomado de Prensa Latina.