Con cierto recelo, aunque positivamente, es recibida hoy aquí la firma del acuerdo de paz por el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, y el líder de Hezb-e-Islami, conocido como el señor de la guerra, Gulbuddin Hekmatyar.
Así lo refirió el diario Hewad, donde se precisa que los afganos alaban la acción, aunque no están del todo seguros de si será efectiva de manera inmediata.
Por su parte, diversas organizaciones internacionales, entre ellas Naciones Unidas y la Unión Europea, celebraron la rúbrica del documento y pidieron su más pronta aplicación.
Ya a esta hora es confirmado que la comunidad internacional acordó levantar las sanciones a Hezb-e-Islami, el segundo grupo insurgente más importante del país, detrás de los talibanes.
Ese acuerdo garantiza la inmunidad al dirigente del movimiento armado Hezb-i-Islami, de 67 años, muy inactivo en los últimos tiempos, y abre la vía a su posible retorno a la política pese a su pasado plagado de alegadas acusaciones sobre crímenes de guerra.
Su hijo, Habib-ur-Rehman, manifestó que la prioridad en lo adelante será compensar a las familias de las víctimas durante la guerra contra la ocupación soviética en la década de 1980, detallando que al menos 80 mil hogares se registraron para ello.
El borrador del texto fue firmado la semana pasada durante una ceremonia en la sede del Alto Consejo para la Paz de Afganistán, si bien aún debía ser ratificado oficialmente por Ghani y Hekmatyar.
Tras los reiterados fracasos en la iniciación de conversaciones con los talibanes, el acuerdo, según expertos, ofrece cierta esperanza de que el Gobierno afgano pueda persuadir a otros grupos milicianos a que dejen el campo de batalla y se unan a un proceso político pacífico.
Por ello, las autoridades no perdieron la oportunidad de renovar su oferta de negociaciones con los talibanes, ahora en punto muerto, en momentos en que la insurrección está extendida a casi todo el país.
Es el momento para los talibanes de decidir si quieren continuar la guerra o sumarse a nosotros en favor de la paz, dijo el presidente Ashraf Ghani, tras haber ratificado el documento.
A su comentario se unión también Hekmatyar, quien a través de una grabación en video llamó a todos los elementos antigubernamentales a participar en el diálogo interafgano y a proseguir los objetivos de forma pacífica.
Sin embargo, ya el martes pasado los talibanes cargaron duramente contra Hekmatyar por firmar la paz con las autoridades, acusándole de cometer "un gran crimen".
No sólo hará frente a la ira de Dios por abandonar la yihad, sino que ha cometido un gran crimen, indicó el grupo en un comunicado publicado en su página web.
Hekmatyar es señalado a menudo como uno de los señores de la guerra que se vio involucrado en una cruenta guerra civil tras la salida de las tropas soviéticas del país, que se saldó con cientos de miles de muertos, la mayoría de ellos civiles.
Durante dicho conflicto, los milicianos de Hekmatyar fueron responsables, según estimaciones, de gran parte de la destrucción de Kabul debido a sus continuos bombardeos, hecho que también los investigadores piensan genera cierta desconfianza en la opinión pública hacia la firma del pacto.
Posteriormente, accedió al cargo de primer ministro entre 1993 y 1994 y de nuevo por un breve periodo de tiempo, en 1996, antes de que los talibanes se hicieran con el control de la capital.
Luego se vio obligado a huir a Irán, donde permaneció durante seis años en medio de la desconfianza por parte de Teherán.
Finalmente, fue expulsado del país en 2002 en medio de presiones por parte del gobierno de Estados Unidos y el recientemente establecido Ejecutivo afgano de Hamid Karzai, tras la invasión estadounidense del país para expulsar a los talibán del poder.
Tomado de PL