Por Alina M. Lotti
¿Cómo le lleva la diabetes?, le pregunto mientras la veo ingerir a deshora un pedazo de pan. Toma la interrogante con tranquilidad y me responde no sin cierta desconfianza. “Nada… bien, controlo mi azúcar con el medicamento glibenclamida.
“Hace años que vivo con la enfermedad. Un día en mi centro de trabajo nos hicieron análisis y cuando me dieron la noticia de que yo era diabética, me sorprendí. No lo podía creer”.
Margarita tiene cerca de 80 años y confiesa sobrellevar el padecimiento. Aunque no sigue una dieta estricta, mucho le ayuda no tener una conducta sedentaria. Camina, hace ejercicios todas las mañanas como integrante de un círculo de abuelos y en el patio de su casa —¡aunque no lo crean! — limpia y recoge la basura y hasta poda pequeños arbustos.
Considerada en el siglo XXI una epidemia, afecta en la actualidad a más de 300 millones de personas y se prevé que la cifra continúe creciendo. Anualmente fallecen, por alguna causa relacionada, alrededor de tres millones de seres humanos.
Otras estimaciones afirman que 422 millones de adultos en el mundo tenían diabetes en 2014, frente a los108 millones que la sufrían en 1980. La prevalencia mundial casi se duplicó, pues pasó del 4,7 % al 8,5 % en la población adulta. Ello supone también un incremento en los factores de riesgo conexos, como el sobrepeso o la obesidad.
Un día para la concienciación
El Día Mundial de la Diabetes se celebra cada 14 de noviembre con el objetivo de llamar la atención y concientizar a la población sobre una enfermedad que se expande por día. Muchas naciones se unen a esta campaña, y se ha logrado que en esta fecha diferentes monumentos en el planeta se iluminan con el color azul, como una señal de esperanza.
La fecha —instaurada en 1991 por la Federación Internacional de Diabetes (FID) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en respuesta al aumento de personas que la padecen— tiene el objetivo de contribuir a la necesaria prevención de la diabetes, así como de enfermedades relacionadas con ella, y la calidad de vida que se puede lograr con su buen manejo.
Igualmente, por conmemorarse el natalicio de Frederick Grant Banting, quien junto a Charles Best, descubrió la insulina, hormona indispensable en el tratamiento de los afectados. Tal hecho permitió que esta dolencia dejara de ser mortal y se convirtiera en controlable.
A partir del 2006 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lo declaró como un día oficial de la salud para advertir que este padecimiento es una prioridad en salud; en tanto en el 2007 comenzó a celebrarse. Ese mismo año se estableció el logotipo oficial: un círculo de color azul del tono de la bandera de la ONU, cuya forma en muchas culturas representa vida y salud.
Para celebrar este Día en nuestro país se organizan actividades e impulsan diversas medidas para tratar la diabetes y crear conciencia en la población respecto a la importancia de prevenirla y controlarla con hábitos de vida más sanos.
Cuba en la avanzada por controlar y prevenir la afección
Según el registro nacional de salud pública, en la Isla existen alrededor de 630 mil diabéticos dispensados —de los cuales 65 mil personas son dependientes de la insulina—, lo que representa un 10 % de la población. Aunque otros análisis médicos reconocen que la cifra puede ser mayor.
Según la doctora Ileydis Iglesias Marichal, directora del Instituto Nacional de Endocrinología, es posible que cerca de un millón de personas padezcan diabetes tipo 2*, a lo cual se suman otros no detectados.
En Cuba constituye la octava causa de muerte y en los últimos cuatro años la mortalidad por este hecho se ha mantenido estable. La temprana detección ha incidido en la disminución del índice de fallecimientos.
La Habana y Matanzas son las provincias que más reportan casos, en tanto Holguín y Granma presentan menos. En el último quinquenio ha disminuido en un 71 % el riesgo de amputación; una de las consecuencias (junto a la ceguera) que más impacta en la vida del diabético.
Un dato curioso —no ocurre así en otras regiones del mundo— es que la mayoría de las personas que aquí padecen la enfermedad son de la tercera edad.
Resulta importante señalar que, pese al bloqueo, la pequeña nación caribeña se ubica al nivel de los países más desarrollados del mundo en indicadores básicos de desarrollo social.
Asimismo, desarrolla diversos programas para prevenir, controlar o erradicar diversas patologías, como la diabetes mellitus, que en los últimos años se ha incrementado de forma alarmante.
Con esos fines se han creado en todo el país Centros de Atención y Educación al Diabético, espacios que cuentan con consultas multidisciplinarias en las cuales se orienta sobre los hábitos de vida y alimentación a seguir.
El tabaquismo, la insuficiente actividad física, el abuso del alcohol y la presencia de hábitos dietéticos no saludables, constituyen estilos de vida inadecuados que contribuyen a la aparición de la enfermedad.
Heberprot-P, glucómetros y biosensores...
En los últimos años gran expectativa nacional e internacional ha tenido el empleo del medicamento Heberprot-P, producto biotecnológico desarrollado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).
El fármaco es considerado hoy la única alternativa para evitar la amputación de las extremidades en diabéticos con lesiones terminales, pues acelera la cicatrización. La aparición de úlceras en los miembros inferiores casi siempre culmina con el llamado pie diabético y la amputación.
Debido a su probada efectividad se aplica ya en cientos de unidades asistenciales del país y está registrado en más de una veintena de naciones.
Una nota publicada por la Agencia Cubana de Noticias (ACN) señala que, según expertos del CIGB, el medicamento inyectable se ha aplicado a casi 250 mil pacientes de más de 20 naciones, de ellos superan los 55 mil cubanos con úlceras en estadios avanzados que han recibido ese tratamiento con resultados favorables.
Los programas de asistencia a los diabéticos disminuyen notablemente el riesgo de complicaciones e impactan en el índice de esperanza de vida en Cuba, el más alto en la región (76,5 para los hombres, 80,4 para las mujeres) porque no se espera a que el enfermo llegue grave al hospital.
Desde el año 2011 estos pacientes están más protegidos, ya que la red farmacéutica nacional comenzó a distribuir el glucómetro Suma, que permite medir los niveles de glucosa en sangre. Ello ha sido el resultado de una transferencia de tecnología tras un acuerdo comercial que selló las relaciones entre el Centro de Inmunoensayo (CIE) y una empresa china.
Los glucómetros y los biosensores tienen precios sostenibles para cualquier ciudadano; mientras en la red hospitalaria, los consultorios del médico de la familia y los centros de pesquisa integral, los test se realizan de manera gratuita.
No obstante, tales posibilidades, y al margen de los riesgos genéticos que existen, con la diabetes sí se puede, como ha dicho el profesor y endocrinólogo Alberto Quirantes, lo cual ha sido confirmado por muchos de sus pacientes.
Entonces hagamos de esta jornada un tributo a quienes han enfrentado la enfermedad con valentía.
*La diabetes mellitus es un síndrome heterogéneo originado por la interacción genético–ambiental, que se caracteriza por una hiperglucemia crónica, consecuencia de un déficit en la secreción o acción de la insulina, lo cual origina complicaciones agudas y crónicas.
En la infancia y la adolescencia la más frecuente es la de tipo I, que requiere tratamiento con insulina porque ocurre un déficit total de esta hormona. Puede iniciarse desde etapa tan temprana como durante la lactancia, aunque su aparición es más común entre los cinco y los siete años de edad, y en la pubertad.
La llamada tipo II (no insulino-dependiente) suele aparecer en obesos después de los 40 años, y se origina por la resistencia que presentan los tejidos para utilizar la insulina, cuya producción se hace insuficiente para mantener los niveles de glucemia normales.
En tanto, la gestacional aqueja como promedio a cinco de cada cien embarazadas en nuestro país.
Si no se controlan correctamente los niveles de glucosa en sangre esta patología crónica puede producir diferentes complicaciones, entre las que figuran cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, afecciones renales, hepáticas y oftalmológicas, y del sistema nervioso central (neuropatías) y vascular.
(Tomado de Cubasí)