Por Jorge Wejebe Cobo
La vida del Mayor General José Maceo Grajales superó la leyenda a fuerza de coraje, impetuosidad, lealtad a la Patria en los combates contra el colonialismo español y en las situaciones más extremas que vivió en Cuba y en la propia metrópoli.
En España fue encarcelado arbitrariamente y recabó el interés y la solidaridad de personalidades de la época como Carlos Marx y Federico Engels.
Nació el dos de febrero de 1849, en la finca de sus padres, en Majaguabo, San Luis, Oriente, y participó en las tres guerras de independencia de Cuba en el siglo XIX.
Secundó el grito de independencia de Carlos Manuel de Céspedes de octubre de 1868, y libró más de 400 acciones militares en las que alcanzó el grado de Mayor General del Ejército Libertador.
En 1879 fue uno de los iniciadores de la Guerra Chiquita en Santiago de Cuba; pero por la falta de condiciones y organización acuerda un pacto con el ejército español en Guantánamo, el dos de junio de 1880, en el cual los cónsules de Inglaterra y Francia garantizaban la libertad de José Maceo y sus acompañantes.
Pero el barco que los llevaría al exterior fue interceptado en altamar por orden del Gobernador General de la Isla y los cubanos resultaron apresados y conducidos a Chafarinas, España, donde José permaneció hasta 1882.
Compartió ese duro destino junto a su esposa, los hermanos Felipe Regüeiferos Grajales y Rafael Maceo Grajales “Cholón”, quien moriría poco después en esas difíciles circunstancias, y además lo acompañaron otros patriotas y familiares.
Quien fue bautizado con el apelativo de El León de Oriente no se resignó a ese destino y cuando en julio de 1882 lo enviaban de Chafarinas a Cádiz con su familia, acompañado por un inspector y un agente del orden público, al llegar a esa ciudad se evadió junto a los suyos.
Llegó a Gibraltar, dominio británico, pero la policía de ese lugar lo entregó junto con sus familiares a territorio hispano, bajo el pretexto de que se trataba de un delincuente fugitivo y no un destacado líder revolucionario cubano.
De inmediato se inició una campaña internacional en su favor en la que participaron importantes patriotas como José Martí, desde New York; Juan Gualberto Gómez, desterrado político en Madrid; el doctor Emeterio Betances, patriota puertorriqueño residente en París, y en el Parlamento británico el político y periodista irlandés James Okelly, amigo de Cuba, quienes en conjunto denunciaron la injusticia.
El destacado investigador cubano Raúl Rodríguez La O, en su artículo “La odisea de José Maceo en las prisiones europeas”, publicado en Granma en 2013 señaló:
“… Muy interesados en esos debates a favor de Maceo y sus compañeros estuvieron Federico Engels y Carlos Marx como bien puede corroborarse en los siguientes fragmentos de dos cartas del primero a Marx, fechadas el primero y 11 de noviembre de 1882, donde le dice al respecto:
"(...) Gran planche para Gladstone and Co. el breve debate de ayer por la entrega de Maceo desde Gibraltar(...)"
"(...) El asunto de Gibraltar está cada vez más podrido: no solo la policía sino también un magistrado, un juez ordenó que se efectuara la entrega; ¡el gobernador leyó la noticia en el diario y no hizo nada! (...)"
En la época era primer ministro de Inglaterra William Ewart Gladstone, de tendencia liberal y quien trató de ganarse el apoyo popular, y sobre el cual Carlos Marx y Engels, enfrascados en la consolidación de la Internacional Comunista, dirigieron sus críticas por ser realmente un defensor del poder colonial inglés.
Sin embargo, las campañas a favor de José Maceo solo sirvieron para hacer más dura su detención, por lo que sufrió retención en varias prisiones y ciudades ibéricas hasta que pudo escapar de Palmas de Mayorca en 1884 junto a su familia, pero esta vez de forma definitiva hacia Jamaica.
El inicio de la Guerra Necesaria lo encuentra otra vez junto a su hermano Antonio y otros patriotas con los que desembarcó por Duaba, en Guantánamo, el primero de abril de 1895, pero nuevamente las circunstancias difíciles lo ponen a prueba al sobrevivir una verdadera odisea al quedar solo y rodeado de enemigos durante más de 10 días de búsqueda de las fuerzas cubanas por las lomas de Baracoa.
Su último combate lo libró hace 121 años el cinco de julio de 1896 en Loma del Gato, en las cercanías de Santiago de Cuba.
Ese día ordenó a parte de sus fuerzas dirigirse hacia la elevación y al no generalizarse el combate parte al frente de su escolta a explorar la zona y cae entonces herido de muerte por el fuego enemigo El León de Oriente.
(Tomado de la ACN)