por Fausto Triana *
Hazme ese favor, admírame de todas maneras! -Bueno! Te admiro-, dijo el principito encogiéndose de hombros, pero, ¿para qué te sirve?
La frase, una de las tantas emblemáticas en El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, es un pretexto para colocar en las alturas a dos países muy distantes, Chile y Cuba, sobre lo que entraña el valor de la interconexión virtual entre dos personas.
Casi obsesiva, como lo fue en el caso de la escritora chilena Gabriela Mistral respecto a José Martí.
Al tal punto, que la insigne escritora cubana Dulce María Loynaz, anfitriona de Gabriela Mistral en La Habana, llegó a decirle a la Premio Nobel de Literatura: los cubanos acabarán por llamarte la novia espiritual de Martí.
Dulce María Loynaz, discreta pero brillante Premio Cervantes de Literatura de 1992, acogió en su residencia habanera de El Vedado a grandes plumas como Federico García Lorca y Juan Ramón Jiménez, además de Mistral, en lo que se conocieron como las reuniones de la 'aristocracia del conocimiento'.
La admiración de Mistral por Martí, en esa amistad improbable que al final de algún modo se hizo realidad, llegó al punto de que la propia autora chilena confesara durante su visita a Cuba en 1953 que una mujer cubana le había espetado: ÂíEsa señora está enamorada del Apóstol!
-ÂíY dígalo usted! Lo único que lamento es no haberlo llegado a conocerlo personalmente.
Este amor platónico entre dos personajes que no llegaron nunca a encontrarse -Martí murió en 1895 cuando Gabriela tenía seis años de edad- nació desde el día en que leyó un poemario encontrado en una librería a inicios del siglo XX.
Simone de Beauvoir, la escritora y filósofa francesa, tendría una frase célebre para este tipo de situaciones:
-Me parecía que la tierra no hubiera sido habitable si no hubiese tenido a nadie a quien admirar.
A partir de estos y otros muchos conceptos, el poeta chileno Jaime Quezada se entusiasmó con la idea de hacer una compilación sobre las profusas letras que dedicó la Premio Nobel de Literatura a Cuba y a su Héroe Nacional.
-Es un libro que vino preparándose desde hace mucho tiempo. Me obligó a investigar, recoger muchos materiales, ordenarlos, para hacerlo armónico, manifestó a Prensa Latina su autor poco después del lanzamiento del volumen en esta capital.
La lengua de Martí y otros motivos cubanos refleja en sus 198 páginas la admiración de la prestigiosa autora chilena. Es hasta cierto punto un resumen de sus cuatro viajes a la isla caribeña, donde dictó incluso varias conferencias.
-Fue un tiempo largo de recorrer bibliotecas, buscar materiales, diarios, para expresar el pensamiento martiano a través de los ojos de Gabriela Mistral. Es por supuesto Martí el personaje central, detalló Quezada.
En el prólogo, el ensayista y poeta cubano Roberto Fernández Retamar destacó que en 1945 ocurrieron grandes acontecimientos (...), 'por vez primera se concedió el Premio Nobel de Literatura a una figura de nuestra América, Gabriela Mistral'.
Quezada, otrora presidente de la Sociedad de Escritores de Chile, también autor de textos sobre Pablo Neruda, comentó a Prensa Latina que su mayor deseo es hacer del libro actual lo más atractivo posible y motivador.
-Darle una unidad, donde está de por medio la historia, la literatura, la filosofía, en fin hay todo un mundo cultural, cartas, artículos, poemas, textos largos como conferencias', apuntó.
SIMBIOSIS MISTRAL-MARTI
Para no dejar lugar a dudas, vale la pena rescatar uno de los pensamientos de Mistral sobre el Héroe Nacional de Cuba.
-Martí fue mi maestro y mi guía, en él encontré el complemento de mi espíritu (...) Lo leí, lo volví a leer, lo leí por tercera vez, fundí mi pensamiento con el suyo y dejé que mi alma fuese invadida toda por las ideas martianas'. Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga (1889-1957), su verdadero nombre, es referencia obligada en Chile y Latinoamérica. En la Feria Internacional del Libro de Santiago de 2015, fue objeto de homenajes especiales a propósito del 70 aniversario del otorgamiento del Premio Nobel de Literatura en 1945.
La autora de Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938), Lagar (1954), Poema de Chile (1967), Lagar II (1991) (...), entre su enjundioso cofre de escrituras, tuvo una fructífera trayectoria en la cual Martí no fue un simple accidente.
Cuando era maestra en La Araucanía conoció a un jovencito llamado Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, quien más tarde se convertiría en el célebre Pablo Neruda, años más tarde Premio Nobel de Literatura.
En esta convergencia de genios de la escritura, José Martí también tuvo un lugar de reconocimiento.
En La Habana, el escritor cubano Jorge Mañach se sentía obligado a encomiar a Mistral a propósito de los cuadernos presentados el 19 de mayo de 1934 en la Casa Natal de Martí, para la distribución gratuita.
'Ninguna ocasión mejor para iniciar estas ediciones que el aniversario de José Martí, bajo cuya inspiración patricia se concibe este proyecto', comentaba
'(...) y nada, en esta fecha, podrá superar en calidad y fervor a la admirable conferencia que Gabriela Mistral pronunció en La Habana'.
La relación de Gabriela Mistral con Cuba fue creando un nexo indisoluble en sentido general, con el acento particular en su devoción por la obra y el pensamiento de José Martí.
-En la obra mistraliana y martiana están siempre la poesía y la prosa, ambas materias son tan trascedentes e importantes que nos hacen sentir mejor, más cercanas a las grandes personalidades que fueron ambos escritores', reflexionó Jaime Quezada.
La lengua de Martí y otros motivos cubanos, de la editorial Lom, espera contar con un nuevo lanzamiento en La Habana en el mes de septiembre.
(PL)