Narran que el dos de diciembre de 1956 los ayudantes del dictador Fulgencio Batista le interrumpieron un juego de canastas para informarle del desembarco del Granma.
Batista ansioso en proseguir en su pasatiempo, aconsejó a los militares que cercaran a los expedicionarios desde el mar y los obligaran a internarse en la Sierra Maestra donde según él se morirían de hambre y no tendrían el apoyo de ningún campesino.
Posteriormente fue convencido y mandó a las tropas a asesinar a los revolucionarios antes de que llegaran a las montañas.
Su inicial decisión evidenció un desconocimiento de la tradición de lucha del campesinado cubano y reveló también una suprema subestimación del apoyo de los hombres del campo a Fidel Castro y sus compañeros.
Ante el tribunal que lo juzgó por los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en 1953, alegato que se conocería como La Historia Me Absolverá, Fidel define el problema de la explotación del campesino como una de las directrices fundamentales del proyecto revolucionario.
(…) El 85% de los pequeños agricultores cubanos está pagando renta, y vive bajo la perenne amenaza del desalojo de sus parcelas. Más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas, está en manos extranjeras.(...)
Después de consolidarse la guerrilla, al superar la etapa inicial de sobrevivencia con el soporte del campesinado, en la zona liberada del II Frente Oriental se realizó el Primer Congreso Campesino en Armas, el 21 de septiembre de 1958, en Soledad de Mayarí Arriba, con la presencia de Fidel y Raúl.
La cita además tenía como objetivo impulsar una política de unidad para incorporar a los amplios sectores rurales a la lucha contra la dictadura, crear las condiciones para después del triunfo y comenzar las radicales transformaciones del campo cubano que se iniciarían el 17 de mayo de 1959 con la firma de la Reforma Agraria en la Sierra Maestra.
El informe central fue leído por el dirigente campesino José (Pepe) Ramírez, quien expuso los males que aquejaban al sector víctimas del latifundio y la explotación de terratenientes que condenaban a miles de familias campesinas a vivir sin las más elementales condiciones de vida.
Además, se elaboró una Declaración de Principios del movimiento campesino a favor del Ejército Rebelde y se establecieron sus primeras estructuras organizativas las cuales sirvieron de base para la fundación, después del triunfo revolucionario, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en 1961.
El Primer Congreso Campesino en Armas puso como una de las primeras prioridades de la agenda nacional del programa revolucionario, no solo la necesidad de una Reforma Agraria, sino que también esbozó la necesidad de transformar el campo, con lo cual se prefiguró el cumplimiento de la promesa de La Historia me Absolverá de librar al trabajador agrícola, víctima de siglos de represión y miseria.(Fuente/Jorge Wejebe Cobo/ACN)