Por Jorge Wejebe Cobo
Fue el “Mensaje lírico civil”, de Rubén Martínez Villena, una de las primeras expresiones poéticas que señalaron el despertar de la conciencia nacional en Cuba protagonizada por la nueva generación de inicios de la década de 1920, la cual irrumpió en franco desafío al pensamiento conservador predominante tras la frustración del proyecto independentista por la intervención estadounidense y la fundación de la neorrepública en 1902.
Asegura en su poema: "(…) la Florida es un índice que señala hacia Cuba. / Tenemos el destino en nuestras propias manos/ y es lo triste que somos nosotros, los cubanos, / quienes conseguimos la probable desgracia, / adulterando, infames, la noble Democracia, / viviendo entre inquietudes de Caribdis y Scila, / e ignorando el peligro del Norte que vigila”.
Se inició en las luchas políticas con solo 23 años, en 1923, cuando fue uno de los protagonistas principales de la Protesta de los 13 realizada por un grupo de jóvenes intelectuales que se manifestaron en un acto oficial contra un corrupto alto funcionario del régimen de turno, quien fue interrumpido en su discurso por el joven revolucionario para echarle en cara su falta de autoridad moral.
A la par de su estatura política, en poco tiempo se consagró como uno de los poetas más importantes de su generación y su obra intelectual resultó reconocida por sus contemporáneos e intelectuales de generaciones posteriores de distintas filiaciones políticas como una de las figuras de la cultura más significativas de esa etapa.
El talento de Villena le hubiera asegurado una brillante carrera como escritor y poeta, pero su compromiso con la emancipación de su patria prevaleció, lo cual reflejó en unas conocidas palabras que escribió en carta a un colega en las que expresó: “Yo destrozo mis versos, los desprecio, los regalo, los olvido: me interesan tanto como a la mayor parte de nuestros escritores interesa la justicia social”.
En pocos años su pensamiento revolucionario se radicalizó y durante la lucha contra la dictadura de Gerardo Machado fue, junto con Julio Antonio Mella, una de las figuras más destacadas del movimiento comunista, no solo por sus extraordinarias cualidades teóricas, sino también por la decisión y valentía que demostraba a diario, como cuando se enfrentó directamente al dictador Gerardo Machado y lo calificó como “asno con garras”.
Una aventura revolucionaria lo llevó a prepararse como piloto en Estados Unidos, sin tener un mínimo de conocimiento sobre aviación, ni las condiciones físicas más adecuadas para pilotear una aeronave desde ese país y bombardear instalaciones militares machadistas, como era el plan frustrado por las autoridades estadounidenses que incautaron el avión e interrumpieron la preparación que ya recibía Villena en La Florida.
La tuberculosis que padeció no impidió que abandonara la lucha y cuando recluido en un sanatorio del Cáucaso, en la URSS, le confirmaron que solo podía alargar la vida con descanso absoluto y un tratamiento sistemático, exigió dedicar sus últimas energías a la causa, y desde el tranquilo sanatorio de aires limpios donde tenía todo el derecho a seguir los consejos de los galenos, regresó clandestino a la convulsa y peligrosa Habana de los postreros años de la dictadura.
Villena desde el lecho de muerte, dirigió en su condición de líder natural y más capaz del Partido Comunista, la huelga general de agosto de 1933 que conllevó a la derrota de la dictadura de Gerardo Machado, además de elaborar importantes análisis críticos y proyectos para el movimiento obrero y comunista de la Isla y América Latina, con lo que hizo una gran contribución a la aplicación creadora del marxismo a las realidades del continente.
Su última batalla contra la cruel enfermedad la perdió el 16 de enero de 1934. Ese día, hace 84 años, culminó la existencia física del gran dirigente revolucionario e intelectual que al decir de su compañero de lucha Raúl Roa: "Desafió mil veces la muerte y quemó alegremente su vida".
(Tomado de la ACN)