Por Yuris Nórido/ CubaSí
El día de la prensa cubana puede ser pretexto para reflexionar sobre los desafíos de una de las expresiones más necesarias del periodismo.
Se hace periodismo cultural en Cuba, se hace puntualmente excelente periodismo. Contamos con profesionales de probadas capacidades. Pero con todo, nosotros creemos que son más los retos que las realizaciones. Es importante, por supuesto, informar, promover, orientar al público sobre las diferentes opciones. Y eso se hace en Cuba. Pero no siempre se hace atendiendo a las jerarquías artísticas, que aunque no son inamovibles, sí están establecidas.
Hay que aplaudir al Ministerio de Cultura por los esfuerzos que realiza para consolidar un diálogo entre los medios, sus periodistas y las instituciones de la cultura; pero en la práctica persisten ciertos obstáculos que lastran algunas coberturas. Para decirlo claramente: algunos artistas y agrupaciones todavía pretenden decidir lo que se dice de ellos en los medios. Y la ecuación no puede ser esa, porque el periodista tiene una responsabilidad y una misión.
Lo que pasa es que algunos periodistas no parecen comprenderlo, y devienen ellos mismos meros promotores.
La mirada crítica, hasta cuestionadora no es privativa de los géneros de opinión. El mismo hecho de escoger entre el cúmulo de opciones, implica (debe implicar) un ejercicio valorativo. El periodista cultural no puede ser nunca un ente pasivo. Es un intermediario, sí, pero un intermediario creativo.
De ahí la importancia vital de la formación, de la superación permanente. La carrera de periodismo no ofrece todas las herramientas para asumir cabalmente el periodismo cultural, los graduados no pueden quedarse con los brazos cruzados, esperando el maná del cielo: hay que procurarse experiencias, cursos y posgrados, maestrías…
Hay que leer mucho, hay que ir a conciertos, presentaciones de danza y de teatro, exposiciones. Y eso no lo va a hacer ninguna universidad por nosotros. La universidad puede mostrar un camino, pero el camino lo tiene que recorrer el profesional. Todavía hay periodistas que se ocupan del arte y la literatura que carecen de información, herramientas, capacidades elementales.
Crítica de arte y literatura no es exactamente lo mismo que periodismo, aunque el periodismo puede englobar a esas expresiones. Nadie puede pretender que todos los periodistas sean críticos de arte, sobre todo si tenemos en cuenta que a la crítica se puede llegar desde otros ámbitos profesionales. Pero está claro que hace falta más crítica en los medios.
Se ha dicho tantas veces que llueve sobre mojado. Y eso no es solo responsabilidad de los críticos y periodistas, sino también de los decisores. Hay que clamar por más crítica, pero hay que garantizar las condiciones y los espacios para ejercerla. Es vital este asunto, porque la crítica, más que influir sobre la creación (que influye de alguna manera, por supuesto), influye sobre todo en la recepción, en los públicos.
Y la formación de un público capaz, abierto, enterado, activo… es una de las prioridades del periodismo cultural. Y ahora mismo, su desafío principal.