Por Pablo Mériguet
Este sábado se cumplen 200 años del nacimiento de quien probablemente fue el teórico social más influyente de la historia contemporánea. No hay espacio del conocimiento que su teoría, o las derivaciones de su teoría, no haya salpicado: economía, historia, filosofía, antropología, psicología, derecho, etc.; incluso religión y arte.
Es un lugar común decirlo, pero Marx parece un retruécano histórico: lo hunden y vuelve, lo sepultan y regresa, a veces cabizbajo, otras furioso; regresa amigo, endiosado, niño travieso, momia burocrática, etc. Pero Karl Marx, el titán de Tréveris, vuelve. Ya no saben qué ponerle encima del pecho para que no regrese a la superficie: malentendidos bien explicados, profecías enceguecidas, fracasos de Estados, masacres cobardemente adjudicadas, lanzallamas de imperios, libros indentendibles, editoriales propagandísticas, premios apremiados, reconocimiento inconcluso, etc. Y aún así, esta suerte de figura de ultratumba alza su puño nuevamente sobre la superficie.
Marx es un espectro gigante que desaparecerá completamente cuando esta poderosa e increíble escila del capital sea enterrada. Por ello, muy a pesar de sus sepultureros, cuando ella caiga de verdad, no habrá quién la despierte.
Por eso a Marx hay que destruirlo, venciendo a su enemigo; pero no se lo destruye con sortilegios enreversados en las academias hegemónicas, o con parásitos pseudo ideológicos en la técnica monetarizada.
Porque, esa es precisamente la gran enseñanza de Marx: hay razones a nuestro alcance para entender por qué los más poderosos son lo que son a costillas de los segregados. No es sólo un precepto moral, es además un camino comprensible, viable, Necesario , el darle la vuelta al mundo. Robándome y transformando una frase de Feinmann se pude decir sin reparos: MARX ES UN HÉROE DEL PENSAMIENTO. Y más todavía, Marx es un camarada común de la transformación mundial del ser humano por el ser humano.
Por ello Marx, como decía Gramsci, es "Nuestro Marx".Son 200 años en que sus ideas están siempre del lado de quienes combaten contra la explotación. Y lo seguirán siendo por algún tiempo más, aunque lo entierren y lo cremen. Ya son 200 años de ser el mejor fénix de la historia.