Cuba fue uno de los 13 países que se opuso a la división del territorio palestino recién creada la Organización de las Naciones Unidas.
«De modo muy breve deseamos exponer las razones por las cuales la Delegación de Cuba se ve obligada a votar en contra del plan de partición de Palestina», dijo en noviembre de 1947 en la segunda sesión de la Asamblea General de la ONU el doctor Ernesto Dihigo, quien luego del 1ro. de enero de 1959 se sumaría a las filas de la diplomacia revolucionara y a la Academia Cubana de la Lengua.
La posición digna de nuestro país en aquel hemiciclo denunció la violación del derecho internacional por parte del Reino Unido con la Declaración Balfour y el plan de otorgar un «hogar nacional» a los judíos en territorio del pueblo palestino.
«La Declaración Balfour, a juicio nuestro, carece por completo de valor legal, pues el Gobierno británico ofreció en ella una cosa de la cual no tenía derecho a disponer, porque no era suya», señaló Dihigo.
El Plan de Partición de Palestina se materializó luego con la aprobación de la Resolución 181 de la ONU, que dio lugar al nacimiento del Estado de Israel.
La acción de las Naciones Unidas, quizá la más polémica de su historia, desencadenó la primera guerra árabe-israelí y dio origen a uno de los conflictos más prolongados y mortíferos del Oriente Medio, que se mantiene hasta nuestros días.
El Triunfo de la Revolución terminó con las ambivalencias de los gobiernos neorepublicanos y su sumisión a los intereses de Estados Unidos, principal aliado de los sionistas.
«Ningún despojo más brutal de los derechos a la paz y existencia de un pueblo se ha cometido en este siglo». Así resumía la posición cubana sobre la causa palestina el líder de la Revolución, Fidel Castro, en un discurso pronunciado en la sesión inaugural de la VI Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, el 3 de septiembre de 1979.
«Repudiamos con todas nuestras fuerzas la despiadada persecución y el genocidio que en su tiempo desató el nazismo contra el pueblo hebreo. Pero no puedo recordar nada más parecido en nuestra historia contemporánea que el desalojo, persecución y genocidio que hoy realizan el imperialismo y el sionismo contra el pueblo palestino», añadió.
La diplomacia revolucionaria mantiene un irrestricto apoyo a la búsqueda de una solución amplia, justa y duradera al conflicto israelo-palestino, basada en la creación de dos Estados.
Nuestro país considera también que la solución de este conflicto de larga data contribuiría a disminuir las tensiones que experimenta la región, donde Estados Unidos incentiva la guerra para garantizar sus intereses geopolíticos.
«Una solución justa y duradera al conflicto del Oriente Medio exige, inexorablemente, el ejercicio real del derecho inalienable del pueblo palestino a construir su propio Estado dentro de las fronteras anteriores a 1967 y con su capital en Jerusalén oriental, lo que enérgicamente apoyamos», señaló en septiembre del 2015 en la ONU el General de Ejército, Raúl Castro.
Cuba también ha denunciado que resulta inaceptable que el Consejo de Seguridad sea rehén del veto o la amenaza del mismo por parte de Estados Unidos, para impedir que este Órgano cumpla su mandato y proteja los derechos inalienables del pueblo palestino y sancione a Israel por sus constantes violaciones a los derechos humanos.
En diciembre del año pasado, el Ministerio de Relaciones Exteriores expresó su más profunda preocupación y rechazo por la declaración unilateral por parte del Presidente de Estados Unidos de la ciudad de Jerusalén como capital de Israel.
Señaló que la medida constituía «una grave y flagrante violación de la Carta de la ONU, del Derecho Internacional y de las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas».
El Minrex alertó que la decisión del Gobierno de Donald Trump «provocará graves consecuencias para la estabilidad y la seguridad en el Oriente Medio, aumentará aún más las tensiones en esta región e impedirá cualquier esfuerzo encaminado a reanudar las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos».
Fuente: Granma.