Por Elizabeth Reyes Tasés
Como si no bastaran más de 50 años de realizaciones sociales y profesionales, y la conquista de innumerables derechos que aún anhelan muchas féminas en buena parte del mundo, las mujeres cubanas tenemos hoy en las manos, con el proyecto del Constitución del país, la mejor arma para asegurar y continuar edificando nuestro futuro.
Herederas de una tradición de raíces profundas, estamos llamadas a responder a la altura del momento histórico, como lo hicieron aquellas nombradas Candelaria, Luz, Rosa, Mariana, Bernarda y tantas otras, que desde el siglo XIX nos enseñaron a trascender más allá del espacio hogareño y comprometerse con esa causa mayor que es la Patria.
Nos asiste, además, el ejemplo de Ana Betancourt, quien el 14 de abril de 1869, en la Asamblea constituyente de Guáimaro, reclamó libertad para las de su género y el derecho a participar en la lucha
por la independencia de la nación.
Con su aporte a la nueva Carta Magna, a través del análisis popular y enriquecimiento del texto legislativo, las cubanas de estos tiempos tenemos la posibilidad única y real de perpetuar las conquistas de nuestras predecesoras y avanzar hacia metas superiores, acorde con las demandas de la época actual.
Para María Elena Hechavarría Carralero, miembro del secretariado de la Federación de Mujeres Cubanas en la oriental provincia de Granma, se trata de un proceso de gran significación, cuyas implicaciones van mucho más allá de los artículos que tratan específicamente el tema.
Lo más importante –declara- es el documento en su conjunto, por los principios que defiende, como el de la perdurabilidad del sistema socialista en el país, además del apego a las bases esenciales sobre las cuales se erigió la Revolución.
De ahí que la participación activa y consciente no es solo una decisión en beneficio personal, sino tarea de primer orden para todas las dirigentes de base y cuadros profesionales de la organización en el territorio, destacó.
El proyecto de Constitución de la República de Cuba incluye un catálogo de derechos muy revolucionario, el cual abarca la
ratificación del principio de igualdad y no discriminación, asegura el Doctor en Ciencias Jurídicas Carlos Bruzón Viltres, Profesor Titular de la Universidad de Granma.
Como si ese precepto no bastara, el texto reafirma la paridad entre las mujeres y los hombres; ¡y primero la mujer!, rectifica rápidamente, mientras alude a la forma en que está redactado el Artículo 45.
Ese propio apartado regula para ambos géneros las mismas oportunidades y responsabilidades, en los planos económico, político, cultural, social y familiar, al tiempo que propicia la plena participación de las féminas en el desarrollo del país y las protege ante cualquier tipo de violencia.
Asimismo, el documento codifica la protección del Estado a la maternidad y las familias, y desde el Capítulo 1 declara como
objetivos esenciales el disfrute de la equidad, la justicia y la igualdad social, indisolublemente ligados a la aspiración martiana de una República “con todos y para el bien de todos”.
Por todo ello, en una nación que nos acoge con amor, nos estimula y reclama nuestra participación en todos los ámbitos, las mujeres cubanas tenemos sobradas razones para seguir siendo, como nos definió el Comandante en Jefe, Fidel Castro, una revolución dentro de la propia Revolución.
(Tomado de la ACN)