Por Caridad González Salazar -
La noche del 15 de febrero de 1898 transcurría como todas, hasta que pasadas las 9, una explosión la tornó diferente, debido a la voladura en el puerto de La Habana del acorazado estadounidense “Maine”.
El suceso constituyó pretexto para que Estados Unidos se inmiscuyera en la contienda que Cuba libraba contra el régimen colonial español y que virtualmente estaba ganada.
La historia recoge que con el ‘Maine’ se hundió la ansiada independencia por la que miles de cubanos habían luchado. No fue hasta el 1º de enero de 1959 que se logró la definitiva emancipación.
El vecino del norte iniciaba de esta forma la carrera imperialista y las acciones militares fuera de su territorio, las que mantiene hasta este momento con graves consecuencias para la humanidad.
En el caso de la Revolución cubana, son evidentes las reiteradas provocaciones, pero el pueblo unido y valiente rechaza cualquier desafío.
Los efectos de la entrada del acorazado ‘Maine’ a La Habana, el 25 de enero de 1898, desmienten el pretexto de una visita amistosa, como se dijo.
Esta era una más en la sucesión de presiones del gobierno norteamericano sobre el español, en lo que constituía, claramente, la preparación para la intrusión en la guerra, organizada por José Martí (1853-1895).
El suceso de la voladura del buque de miles de toneladas, creó pánico en los habaneros pues provocó la muerte de 254 hombres, más de la mitad de la tripulación.
A 121 años de la catástrofe, Cuba ratifica su disposición de mantener la soberanía conquistada con el sacrificio de sus hijos. (Tomado de Radio Guamá)