Por Marianela Samper
El inicio del curso escolar siempre trae alegrías a la familia cubana. Las aulas se llenan de futuro y el esfuerzo del Estado se hace visible en uno de los sectores priorizados de nuestra sociedad, dedicado a enseñar no solo conocimientos, también valores y solidaridad.
Lo viví en la Escuela Especial 'Camilo Cienfuegos', ubicada en el municipio de 10 de Octubre, en La Habana, muy próxima a la casa donde viviera el desaparecido revolucionario conocido por las nuevas generaciones como el Comandante de la sonrisa amplia y el sombrero alón.
Los alumnos llegaron puntuales en sus ómnibus, como es habitual para esa enseñanza, y todos vestían sus uniformes a pesar de la coyuntura económica que demoró la importación del tejido para confeccionar esas prendas, y los obstáculos con el combustible, todo resultado del bloqueo que EE.UU. le impone a la mayor isla del Caribe desde hace casi 60 años, recrudecido en los últimos cuatro meses.
"Es una muestra más de la atención priorizada a los niños y niñas en Cuba", comentó Teresa Zayas, una maestra ambulante con 53 años ininterrumpidos en el sector de la Educación, y una sensibilidad extrema.
Explicó que en el centro se enseña a los infantes con discapacidad intelectual. "El próximo 28 de octubre cumplirá tres décadas de fundada por el Comandante en Jefe Fidel Castro (1926-2016) y se mantiene con un trabajo sistemático, atendido por las instancias de Educación", señaló Teresa.
Agregó que han podido resolver las necesidades de un gran número de niños que transitan por dicho plantel, y de los que están en sus hogares.
"A ellos también les damos la atención que requieren, desde el primer día de clases", enfatizó la educadora, y detalló: “los que no pueden venir a la escuela porque tienen marcadas dificultades, reciben todo el tratamiento docente en las casas. Somos un equipo de maestros que nos trasladamos a trabajar con ellos”.
En la Escuela Especial 'Camilo Cienfuegos' los profesores conversan con sus pupilos, explican de forma amena historias muy valiosas que hacen crecer el espíritu y los sentimientos patrios.
En ese empeño, el centro tiene una bonita tradición a la que Teresa se refiere: "Nosotros le entregamos a los estudiantes que se destacan en el taller de la Cátedra Martiana y en todas las actividades pioneriles, una réplica del anillo que Doña Leonor Pérez le mandó a hacer a su hijo José Martí (1853-1895) con material del grillete que éste llevó en el presidio político cuando apenas tenía 17 años de edad. En la prenda aparecen cuatro letras cifradas: Cuba".
Y más adelante apuntó: "Ellos sienten que portan en su dedo un compromiso con la patria, la misma por la que luchó y murió en combate el insigne revolucionario devenido Héroe Nacional de Cuba".
En 2 de septiembre, primer día del curso escolar 2019-2020, se lo entregaron a dos pioneros (hembra y varón) que inician el 5to. grado.
Profesoras como ella forman excelentes personas. Como escribiera el poeta, maestro y jurista Rubén Martínez Villena (1899-1934): “Ser buen maestro es un modo de hacer Patria...a sus discípulos [...] les queda algo mejor y más grande: su ejemplo”.