Por: Ana Laura Arbesú/PL
Confusión, miedo a la soledad, frases inconclusas, pérdida del camino a casa, entre otras situaciones, son algunos de los primeros indicios del Alzheimer, narrados por familiares, los propios enfermos y corroborados por la literatura científica.
El también conocido Mal de Alzheimer se disemina por todo el planeta y cada día debutan nuevos casos, incluso estadísticas de instituciones globales estiman que para mediados del presente siglo 131,5 millones de personas vivirán con esta dolencia neurodegenerativa, lo que su prevalencia se triplicará para la fecha. Considerada la forma más común de demencia, 46,8 millones de personas viven con esa enfermedad mental y entre el 60 y el 80 por ciento de estos, corresponden al padecimiento descrito por primera vez en 1906 por Alois Alzheimer.
Los especialistas la consideran como una de las crisis más significativas para el ser humano desde el punto de vista sanitario, social y económico, de ahí que la visión global de la Organización Mundial de la salud (OMS) sobre su manejo y control sea la prevención.
Investigaciones sobre el tema demuestran que después de los 65 años la probabilidad de desarrollarla se duplica cada cinco años en que se avanza en edad y a los 85 se aproxima al 50 por ciento.
A esa espeluznante cifra se suma además el progresivo aumento del envejecimiento de la población mundial; de ahí la necesidad de que la comunidad científica aúne más esfuerzos en la búsqueda de posibles tratamientos efectivos una vez diagnosticado el mal y trabaja en cómo frenar su avance.
Por tales razones, desde 1994 cada 21 se septiembre sea un día de reflexión global para buscar soluciones comunes para atenuar su impacto y sensibilizar a toda la sociedad sobre sus consecuencias.
En busca de una terapia
La búsqueda de tratamientos efectivos es una de las prioridades de la comunidad científica internacional. Más de 300 ensayos clínicos se llevan adelante para lograr una terapia efectiva.
A este empeño se suma Cuba, con el ensayo clínico del NeuroEpo, un fármaco nasal derivado de la eritropoyetina humana recombinante, creado por el Centro de Inmunología molecular.
Con resultados positivos tras su aplicación en pacientes, el medicamento ha demostrado tener un efecto neuroprotector durante las fases experimentales.
Según recientes estadísticas, unas 160 mil personas sufren en Cuba la enfermedad y se estima que para el 2040 estas aumentarán 2,3 veces alcanzando al 2,7% de la población total de la isla.
Para el 2050 Cuba se convertirá en el noveno país con más población anciana del mundo.