Bayamo, 5 nov (RHC) En el mes de noviembre de 1868, la insurrección independentista iniciada el 10 de octubre por Carlos Manuel de Céspedes en la zona oriental se consolidaba y la ciudad de Bayamo se convirtió en la capital de la Revolución, pero el movimiento insurreccional requería la incorporación de los patriotas en otros puntos de la nación caribeña.
Alrededor de 76 camagüeyanos se impusieron a las dudas e indecisiones de algunos conspiradores y se pronunciaron al amanecer del cuatro de noviembre en el paso del río Las Clavellinas, a 13 kilómetros de la ciudad de Puerto Príncipe, y llevaron la guerra a las extensas llanuras de esa región.
Entre los patriotas resaltaban Salvador Cisneros Betancourt e Ignacio Agramonte y Loynaz, quienes mantenían contactos con los complotados en la región oriental, en La Habana y en el centro.
Agramonte no estuvo en el alzamiento de Las Clavellinas porque se encontraba realizando tareas conspirativas en la ciudad, pero el 11 de noviembre en el ingenio El Oriente, cerca de las tierras de Sibanicú, se dio a la tarea de organizar su Estado Mayor, así como formar y entrenar a su disciplinada infantería y caballería que se harían legendarias con su jefe al frente.
Como medida organizativa para la dirección de la lucha en la región se constituyó el Comité Revolucionario del Camagüey, formado por Salvador Cisneros Betancourt, Ignacio Agramonte Loynaz y Eduardo Agramonte Piña, quienes designaron para la dirección militar a Augusto Arango Agüero.
No obstante, El Mayor tuvo que enfrentarse a tendencias claudicantes entre los patriotas y el 26 de noviembre de 1868, enfrentó en una reunión esas tendencias con éxito y proclamó que “Cuba no tiene otro camino que conquistar su redención, arrancándosela a España con la fuerza de las armas.”
El pronunciamiento de los camagüeyanos y el radicalismo de Agramonte fueron fundamentales para la consolidación de la lucha, al impedir que las fuerzas colonialistas pudieran enviar fácilmente sus tropas desde la región occidental contra los patriotas orientales a través de los llanos camagüeyanos que poseían buenas vías de comunicación, incluido el ferrocarril, además de las posibilidades que les ofrecían sus puertos para recibir convoyes militares.
Cisneros Betancourt, el dos de noviembre del 68, al conocer una comunicación sobre el arribo inminente de un barco por el puerto de Nuevitas, cargado armas para el ejército colonial de operaciones en la zona oriental, decidió la incorporación inmediata de Camagüey para impedir la llegada de las armas a los españoles.
Otro elemento que tomaron en cuenta los camagüeyanos fue la producción agrícola en Puerto Príncipe, fundamentalmente la azucarera que constituía la base económica de la colonia, de ahí que quedara afectada en buena medida.
Vale recordar que el ejemplo del alzamiento en Las Clavellinas estímulo la insurrección de la zona de Las Villas.
Tras ese acontecimiento, los patriotas camagüeyanos tuvieron su bautismo de fuego el 28 de noviembre frente a las tropas de Blas Villate, Conde de Valmaseda, quien con 800 hombres de las tres armas avanzó por la línea férrea hacia Nuevitas y tuvo que enfrentarse a una emboscada mambisa.
El oficial hispano no tuvo otra salida que retirarse y sobre todo constató que los camagüeyanos estaban decididos a mantener la guerra y no serían presas de la labor de división y la tendencia reformista con que pretendieron sofocar la llama independentista. (Fuente: ACN)