Por: Orlando Oramas Leon
La Habana, 5 ene (RHC) Enero resulta un mes de acontecimientos que explican los vericuetos de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en la historia, en particular el ensañamiento que hoy aplica Washington contra la nación caribeña.
El 1 de enero de 1959 fue el triunfo de la Revolución Cubana, comandada por Fidel Castro, quien desde sus combates en la Sierra Maestra avizoró que el principal enemigo sería la potencia del norte, cuyas bombas caían en esa cordillera sin distingo de campesinos ni rebeldes y en apoyo al dictador Fulgencio Batista.
La historia marca, en igual día, pero de 1899, el inicio de la primera ocupación militar estadounidense tras finalizar la guerra hispano-cubano-estadounidense, que Vladimir Lenin definió como la primera contienda imperialista.
Antes, también el primer día del año, de 1891, el héroe nacional de Cuba, José Martí, publicaba en Nueva York su ensayo titulado Nuestra América, que hoy mantiene plena vigencia frente al panamericanismo, léase plegado a EE.UU., que prima actualmente entre un grupo de gobiernos y el secretario general de la Organización de Estados Americanos.
Otra coincidencia histórica en enero: Estados Unidos rompe relaciones con la Cuba revolucionaria el 3 de enero de 1961.
El 10 de enero de 1895 fracasa el plan de la Fernandina, con la implicación directa de Washington para impedir los aprestos libertarios contra el colonialismo español.
Pero el 18 de enero de 1961 cae en el Malecón habanero el águila imperial que coronaba un monumento a las víctimas de la explosión del acorazado Maine, que historiadores adjudican autoría al naciente impero norteño para justificar su intervención en Cuba.
El 31 de enero de 1962 Cuba fue expulsada de la OEA, calificada por el entonces canciller Raúl Roa como ministerio de colonias de Estados Unidos.
Y como inicio de este enero, el gobierno de Donald Trump "castigó" al ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el general de cuerpo de Ejército, Leopoldo Cintra Frías, quien no podrá ingresar a territorio de la potencia norteña.
Disposición sin impacto alguno, salvo complacer a quienes tienen de rehén a la política de la actual administración estadounidense hacia Cuba, pero que se suma a la larga lista de medidas hostiles que refuerzan con saña el bloqueo económico, comercial y financiero contra la nación caribeña.
Enero empieza,y no hay que descartar que la Casa Blanca venga por más, incluso, repetir sus acciones para impedir el suministro de energéticos a la pequeña, vecina e irredenta ínsula. (Fuente: PL)