Anhelando que la propagación del coronavirus pierda finalmente fuerza, el mundo vive este sábado un fin de semana de Pascua inédito, sin procesiones y con las iglesias vacías, tras haber superado el balance de 100.000 muertos por esta pandemia que se ceba en este momento con Estados Unidos, donde se registraron 2.100 fallecidos en un día.
Por pequeñas que sean, las buenas noticias son una inyección de esperanza y este caso vienen de España, donde el número diarios de muertos por coronavirus sigue bajando y llegó este sábado a 510, casi 100 menos que la víspera.
De momento, la pandemia se cobró 16.353 vidas en España, el tercer país más castigado del mundo en número de muertos por detrás de Italia y Estados Unidos.
En todo el mundo, la COVID-19 mató al menos a 102.000 personas y el número oficial de contagios llega ya a 1,7 millones. Cerca del 70% de los decesos se produjeron en Europa.
En algunos pueblos, la epidemia se ensañó especialmente, como en Tomelloso (36.000 habitantes), en el centro de España, donde 104 vecinos murieron en marzo a causa del coronavirus.
La gran mayoría tuvieron que ser enterrados prácticamente en solitario, pues el gobierno impone un límite de tres allegados en los funerales.
"Tenía cuatro hijos pero solo yo he podido venir", comentó Ana Alcolea, de 51 años, cuyo padre, de 88 años, falleció en un geriátrico. "Los tres otros están en Barcelona, dos con coronavirus y una trabajando en un hospital", añadió.
La pandemia también dejó escalofriantes escenas en Hart Island, al noreste del Bronx, en Nueva York, donde decenas de fallecidos por coronavirus, cuyos cuerpos no fueron reclamados, fueron enterrados en una fosa común.
Desde el siglo XIX, las autoridades han utilizado esta "isla de los muertos" como un gran cementerio para indigentes. En estos días, se celebran allí unos 24 entierros diarios, frente al promedio de 25 semanales en época normal, según la administración local.
Estados Unidos, en la actualidad epicentro de la pandemia, con más de medio millón de casos confirmados, fue el primer país del mundo en registrar más de 2.000 muertes por coronavirus en un día y se acerca al balance de Italia, con 18.849 muertes (la cifra oficial más alta a nivel nacional).
Además de en Estados Unidos, la pandemia se agravó en Francia (más de 13.000 muertos en total) y en el Reino Unido, donde más de 1.000 personas murieron en un solo día, mientras que Brasil ya registra más de 1.000 fallecidos por coronavirus en todo el país desde el inicio de la pandemia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que la epidemia estaba "cerca del pico" y que las medidas de distanciamiento social funcionaban, por lo que se planteaba reactivar la mayor economía del mundo lo antes posible.
"Quedarse en casa también conduce a la muerte", afirmó el mandatario, en alusión al impacto económico de la pandemia.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que un levantamiento prematuro de las restricciones podría provocar un "rebrote mortal" de la enfermedad.
De Nueva York a Nápoles, pasando por Nueva Delhi, los gobiernos de todo el mundo impusieron medidas de confinamiento excepcionales para frenar el avance de la pandemia, lo que hizo que las celebraciones de Pascua de este año estén siendo particularmente sobrias, con las iglesias vacías.
También el papa Francisco tuvo que adaptar su agenda, y retransmitir su mensaje de Pascua desde su biblioteca privada.
"Tenemos que responder a nuestro confinamiento con toda nuestra creatividad", declaró el sumo pontífice. "Bien nos volvemos depresivos y alienados, bien podemos ser creativos".
El Viernes Santo, el papa recorrió, en medio de un silencio sobrecogedor, la plaza de San Pedro en el tradicional Via Crucis. Francisco solo estuvo acompañado por cinco reos de una cárcel de Padua, una ciudad italiana duramente impactada por la COVID-19, y cinco médicos y enfermeras.
En Jerusalén, por primera vez en más de un siglo, la iglesia del Santo Sepulcro, donde según la tradición cristiana Jesucristo fue crucificado y sepultado, estará cerrada al público durante todo el fin de semana pascual.
En cambio, en Nicaragua, cientos de fieles se reunieron el viernes en la ciudad de Masatepe (sur) para la tradicional procesión de los "Judas", impulsados por el gobierno, pese a que la Iglesia canceló todas los festejos de la Semana Santa para evitar que se propague el virus.
( Dmitry ZAKS, con José Vicente BERNABEU en París y las oficinas de la AFP en el mundo )