La poesía de Heredia perdura, grandiosa y eminente como vaticinó José Martí. Imagen tomada de Archivo/RHC
El filósofo y pedagogo cubano Enrique José Varona comentó alguna vez que los poemas de José María Heredia daban una visión lúcida y penetrante de la patria.
Varona también decía que todos los ciudadanos de su generación aprendieron a sentir a Cuba en la obra de este creador. Pero ¿qué legó a la posteridad este poeta, dramaturgo, editor y traductor cubano, fallecido un día como hoy, hace 181 años?
Heredia nació el 31 de diciembre de 1803 en Santiago de Cuba. La familia, y en especial su padre, estimularon en él interés por los estudios, base de su erudición y de su sensibilidad. Se tituló como abogado, pero las letras y el periodismo lo atrajeron profundamente.
El joven no escapa a la convulsión política de su tiempo, marcada por el despertar independentista. En 1823 es denunciado por conspirar contra la dominación española, pues pertenecía a una rama de los Soles y Rayos de Bolívar. Intentan apresarlo y consigue escapar.
La distancia física que lo separa de Cuba lo marca de modo indeleble. Pese al exilio, crece como creador, jurisconsulto y diplomático. La tuberculosis apaga su existencia en México, el 7 de mayo de 1839.
Cantor del Niágara
De su paso por Caracas, Venezuela, entre 1816 y 1817, estiman que datan sus primeros poemas, que luego recoge en dos cuadernos. Años después, ve la luz la primera edición de sus composiciones poéticas.
Entre ellas sobresalen En el teocalli de Cholula y A la estrella de Venus. Es famosa su oda Al Niágara que le otorgó notoriedad mundial, y en ella se advierte al bardo encantado por el paisaje y nostálgico por las palmas, símbolos de la patria amada y distante.
Espíritu volcánico y sereno
Su poema La estrella de Cuba marcó el advenimiento de la poesía al servicio de la independencia. El dolor provocado por el destierro y la intensidad de su amor por Cuba los volcó en su Himno del Desterrado.
Para el investigador Rafael Esténger, “sus versos definitivos no han quedado solo como formas literarias (...) Han hecho más: captar nuestros símbolos más entrañables fijando la estrella y la palma como emblemas de la nacionalidad”.
José Martí lo consideró su padre literario, al expresar que “Heredia tiene un solo semejante en literatura, que es Bolívar (…) El primer poeta de América es Heredia. Solo él ha puesto en sus versos la sublimidad, pompa y fuego de su naturaleza. Él es volcánico como sus entrañas y sereno como sus alturas”.
Periodista, editor y traductor
Según investigaciones sobre la obra de Heredia, entre 1819 y 1839, además de escribir en las publicaciones en que trabajaba como editor, colaboró con otras 18 revistas culturales de su país natal y de México, segunda patria durante sus años de destierro.
De adulto, tradujo asiduamente del inglés, el francés y el italiano, principalmente novelas, poemas; firmó numerosos ensayos y escribió tragedias y sainetes. Como expresó Martí, “nuestro Heredia no tiene que temer del tiempo: su poesía perdura, grandiosa y eminente”. (Tomado de Telesur)