Cuba ayuda a países de bajos y medianos ingresos a combatir la epidemia/Diario UNO
Por Edali Ortega Miranda |Fuentes: Diario UNO
La autora de este artículo expone su posición ante un panel con insultos a Cuba (Av. República de Panamá-Perú) que forma parte de la campaña de paneles publicitarios contra el comunismo que supuestamente amenaza al Perú mediante el candidato Pedro Castillo.
***No voy a detenerme en la compleja situación de un país (Cuba) que amo profundamente, pues tiene muchas, muchísimas aristas y cada una de ellas merece ser evaluada y escuchada, pero sobre todo juzgada y manejada por su gente, no por personas de otras regiones que no tienen la menor noción de lo que es Cuba y sobre todo de lo que son los cubanos.
Sí voy a referirme a lo que nos toca a nosotros, a Perú, un país en franca crisis moral, política, social, económica y ni qué decir sanitaria, con un reporte oficial al día de hoy de 1 millón 800 mil casos y 61 500 fallecidos, pero que cuyas cifras reales multiplican las oficiales, con mucha gente en situación de precariedad y hambre, y con apenas el 3% de la población vacunada y el 2% con sus dosis completas, mientras espera, al final de la cola, que le sigan llegando vacunas, y tiene a años luz la posibilidad de desarrollar una vacuna propia porque, sólo de inicio, no contamos con la tecnología ni los laboratorios para ello, y porque lo más cerca de una “vacuna” no pasó de estudios preclínicos que no concluyeron en nada y que sólo se usó para engaño de incautos y abuso de vivos.
Nosotros, y de forma particular los financistas de los desatinados cartelitos lumínicos (Av. República de Panamá), debemos preocuparnos en serio de nuestra terrible situación y dejar de apuntar a otras latitudes, más cuando en casa no tenemos de qué enorgullecernos.
No necesitamos salir de Perú para encontrar pobreza, miedo, muerte y desesperación en decenas, centenas de miles de peruanos, sin que eso sea razón suficiente para que los dueños de los cartelitos inviertan el dinero, botado tan inútilmente en ellos, en paliar en algo lo que tanto les preocupa de otras latitudes.
En contraste a las cifras peruanas, Cuba reporta 107 622 pacientes positivos a COVID-19 y 654 muertos, y esto los preocupa hondamente, y ejercen la crítica y la autocrítica frente al incremento de casos en los últimos días, porque cada una de ellas afecta y enluta a un hogar, sin mencionar que todo un pueblo llora la partida del Dr. Gustavo Sierra, autor de la vacuna antimeningocóccica BC y presidente fundador de la Sociedad Cubana de Inmunología, una de las pérdidas más dolorosas que ha causado el coronavirus a la isla.
Por si fuera poco, Cuba fue el primer país latinoamericano en lanzarse a la búsqueda de una vacuna contra la COVID-19, teniendo cinco candidatos vacunales desarrollados que han pasado las primeras fases de los ensayos clínicos y actualmente tiene en fase 3 a dos de ellos, Soberana 2 y Abdala, cuyos reportes preliminares, hasta el momento, son alentadores, y lo convierten en el líder latinoamericano en el desarrollo de vacunas.
Yo vivo orgullosa y agradecida de haberme formado como médico en Cuba, de haber vivido 12 maravillosos años allá, de haber aprendido tanto de sus maestros y de su gente, de sus aulas y de sus calles, de poder disfrutar de la vida de mi padre, porque allá se la salvaron cuando acá en Perú le dijeron que “regrese en un mes porque no hay cupos”.
También recuerdo y valoro esos momentos en que el pueblo cubano se portó como un verdadero amigo, acudiendo a apoyar a Perú en momentos difíciles como el Terremoto del 70, cuando masivamente los cubanos donaron sangre para las víctimas peruanas, y el terremoto del 2007, donde tuve el privilegio de formar parte de la brigada médica cubana y ser testigo del gran bien que se hizo en los hospitales de campaña de Pisco.
Por eso, pido disculpas por esta afrenta a un pueblo que por encima de todo merece respeto, que tiene bien ganada mi admiración y cuyas situaciones sociopoliticas deben ser analizadas y juzgadas por ellos o, al menos, no por quienes critican la paja en el ojo ajeno teniendo una viga en el propio, y menos deben ser usadas por los más bajos y retorcidos apetitos políticos. Y gracias, gracias por la esperanza que suponen las Soberanas, Abdala y Mambisa para el mundo.
Edali Ortega Miranda. Médico, peruana graduada en Cuba.