Imagen / RHC / Mireya Ojeda
Por: Mireya Ojeda Cabrera
Cienfuegos, Cuba.- Casualmente conocí el joven Alejandro Fernández Sosa, residente de segundo año de Estomatología General Integral, quien trabaja en la Clínica de Especialidades y es el Primer Secretario de la unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en la Universidad de Ciencias Médicas, de esta ciudad del centro y sur.
Me enseñó su celular y los dos mensajes recibidos de número desconocido de Estados Unidos, según el código: “Buenas, sabemos que continuamente apoyas todas las tareas del régimen. Ya basta de que seas ciego. Te vamos hacer llegar por segunda vez dinero”.
Así dice el primero, cuando al muchacho jamás le ha llegado ni una recarga puesta por nadie.
Y muestra el otro mensaje: “De ti depende si quieres tener una vida mejor, actúa ahora o nunca. Es el momento, toma un arma y a la calle, no seas cobarde, deja el miedo a un lado”.
Como refiere el joven “no saben que uno es revolucionario hasta la muerte”.
Cuando los sucesos del domingo 11 de julio, Alejandro puso consignas revolucionarias en WhatsApp para todos sus contactos.
“Hice ver a mis contactos, afirma, que yo estoy a favor de la Revolución, de la paz y de la estabilidad en este país y no íbamos a permitir perder la estabilidad, que tenemos.
“Yo escribí, a la calle los revolucionarios, como dijo nuestro Presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, por supuesto eso lo repliqué para todos los contactos en mi grupo de WhatsApp.
“Siempre apoyo a la Revolución. Mi cargo como Primer Secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas en la Universidad de Ciencias Médicas es dirigir y orientar a los universitarios, a quienes principalmente hoy en día van dirigidas estas acciones subversivas”.
Sentí orgullo al conocer a este joven revolucionario.
“Puedo decir que jamás, jamás van a vulnerar mi ideario político, argumenta, soy hijo de un oficial de las Fuerzas Armas Revolucionarias, de una madre internacionalista, médico, también formada en esta Revolución, y mi abuelo luchó en Girón y cumplió misión militar internacionalista en Angola, por la ayuda que prestó Cuba.
“Todo eso me ha servido para tener los valores que hoy en día transmito a los jóvenes que dirijo en la Universidad. Jamás van a vulnerar este escudo que tengo, el escudo moral de la Revolución, que me ha formado y siempre seguiré”.