Imagen / RHC / Roberto Bastida
Desde las ondas internacionales de Radio Habana Cuba cada semana sale el espacio "Desde Cuba", el cual conduce el periodista Roberto Bastida y que tiene como protagonista al General retirado de la Inteligencia Cubana, Fabián Escalante, encargado de divulgar al mundo verdades sobre la nación caribeña. En esta ocasión el programa tiene como invitado especial al compañero Germán Sánchez, exembajador cubano en Venezuela.
Roberto Bastida: General, bienvenido nuevamente a este espacio.
Fabián Escalante: Muchas gracias. Buenas tardes a todos y a nuestra combativa audiencia. Hoy como había anunciado tenemos un invitado, yo diría más que especial, un compañero de mil batallas que es el compañero Germán Sánchez, exembajador cubano en Venezuela. Todo el mundo lo conoce, filósofo y un pensador, uno de nuestros pensadores revolucionarios que ha aceptado nuestra invitación para hablar del tema de la agresión cultural de Estados Unidos, no solo contra Cuba como decíamos en el programa anterior, sino contra todo nuestro continente. Aquello que empezó con la penetración cultural, aquel intento de desvalorizar nuestra cultura, pues ya se ha ido conformando en esta penetración que está hoy en marcha, pero bueno, los dejo aquí.
Germán, los micrófonos son tuyos.
Germán Sánchez: Gracias querido Fabián, Roberto, por esta invitación al tener la oportunidad de comunicarme con los radioyentes de nuestra emblemática y siempre combativa Radio Habana Cuba. El tema es, en verdad, muy apetitoso. Yo tuve ocasión de leer las transcripciones de la excelente intervención que hiciera el General Fabián Escalante, creo que dos o tres programas anteriores, y el último donde Abel Prieto, como siempre, nos entregó una disección sobre el tema en cuestión de la agresión y el desempeño múltiple del imperio en el ámbito cultural, ideológico y político con fines subversivos. Y de mantenimiento, de preservación de su sistema de dominación en el caso de Cuba, pero que es, en definitiva, una transparencia de lo que ocurre a escala planetaria.
A mí me parece que me correspondería más bien, les propongo, hacer algunas incursiones al tema relacionándolo con el conjunto de las luchas revolucionarias, populares, progresistas y anti hegemónicas de nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños.
Fabián Escalante: Me parece muy bien.
Germán Sánchez: Si es así, si les parece bien, trataré de acercarme en el tiempo que disponemos a algunos aspectos. Porque sabemos que esta es una realidad sumamente compleja y dinámica, que guarda infinidad de aristas de una importancia crucial en estos momentos. Ya no solo para evaluar esa guerra cultural y ese sistema de dominación desplegado las 24 horas con el propósito de preservar su hegemonía usando las nuevas armas que el imperio, ya en la fase esta de la Guerra de Quinta Generación, fundamentalmente utiliza sin dejar de emplear la bélica, como sabemos. Lo acaban de demostrar ahora en Afganistán, a pesar de siempre salir derrotados de ella.
Sin embargo, el imperio descubrió, hace muchísimos años, yo diría que desde que empieza a ser imperio, que el dominio no es solamente por la vía de la fuerza bélica, de las balas, de los cañones, sino que fueron desarrollando cada vez más y fueron afilando cada vez mejor las armas del dominio de las mentes de las personas.
En la América Latina y el Caribe muchos entes de la izquierda –fuerzas políticas, organizaciones sociales, organizaciones combativas y sectores progresistas y personalidades– han realizado infinidad de seminarios, eventos, y se han escrito miles y miles de artículos. Por supuesto, el tema ha sido abordado en discursos políticos diferentes, en parlamentos donde existen diputados y representantes de estos sectores populares, progresistas, de la izquierda, en función sobre todo de denunciar la enorme capacidad que tiene el sistema, usando en esta última etapa además las tecnologías de las informaciones y las comunicaciones en la era de la cibernética, para dominar precisamente nuestras mentes, para deformar la realidad y para manipular a través de todos los mecanismos y sortilegios que emplean, que muy bien analizaron Fabián y Abel en los programas anteriores y, de esa manera, mantener el control, la dominación en nuestros respectivos países.
Creo, sin embargo, Fabián, Roberto, que se hace necesario enfatizar, junto a esas denuncias y disecciones –que hay que continuar y hay que hacerlas por supuesto cada vez más comprensibles para el sentido común de la población mayoritaria de nuestros países–, cuáles son los modos y la estrategia que debemos emplear desde el campo revolucionario, popular, progresista, los sectores antimperialistas, anticapitalistas, latinoamericanos y caribeños para encarar, enfrentar y derrotar en última instancia ese sistema de dominio que evidentemente en ocasiones se sobrestima y, en otras, se subestima.
Yo creo que Fidel, como el Che en su tiempo, y Chávez en el periodo que se desplegó en este continente como un meteoro en los primeros catorce años del siglo XXI, insistieron una y otra vez, además de otros dirigentes, líderes, intelectuales de nuestros pueblos, en la necesidad de no disminuir el poderío que tiene el imperio, la capacidad con que cuenta, los recursos, las habilidades, las matrerías diríamos en el lenguaje criollo cubano para mantener su dominio en este continente.
Yo siempre cuando pienso en estas cosas, como nos sucede a todos, rememoro experiencias de mi vida misma. La primera y la más importante por supuesto fue la de Cuba, la que vivimos desde niño al triunfo de la revolución y cómo el imperio lo primero que hace es tergiversar las decisiones iniciales que empieza a tomar la revolución. Primero haciendo justicia contra los esbirros de la dictadura Batista, contra los asesinos, de lo cual surgió la Operación Verdad en los primeros días de enero.
Incluso la visita de Fidel a Venezuela, eso se ha mencionado poco, el 22–23 de enero de 1959, la primera después del triunfo, tiene que ver también con la primera denuncia que él hace a nivel internacional y utiliza esa tribuna para denunciar cómo se están tergiversando las decisiones que empezaba a adoptar la revolución de forma independiente. Después la Reforma Agraria en mayo del 59, que comienza a ser inmediatamente manipulada por todas las agencias de información de la época y por el sistema de comunicación que existía entonces bajo el dominio norteamericano.
Viví otra experiencia, ya en los años 1971 y 1972, no estuve cuando el golpe fascista, pero casi en ese momento cuando estaban las condiciones creadas para que sucediera. Fue la experiencia de Chile. Para mí, joven, profesor universitario, invitado allí por la Pontificia Universidad Católica de Chile resultó realmente una experiencia inolvidable y que me marcó para comprender aún más, además de la experiencia que había vivido en Cuba, cómo el imperio es realmente poderoso. Cómo logra aplastar un proceso como aquel, dirigido por Allende, donde existían organizaciones de izquierda fuertes, movimientos sociales, sindicales, extraordinarios. Yo presencié allí cómo ese proceso avanzaba cada vez más hacia la consolidación de un modelo socialista, parlamentario, pacífico, etc. Sin embargo, el gobierno de los Estados Unidos empieza a actuar tras bambalinas y desestabilizan aquello en poco tiempo.
Estaba allí durante la visita de Fidel en noviembre de 1971, cuando salió por primera vez Patria y Libertad y Fidel nos dijo esa noche, me acuerdo que estábamos colaborando con él en un trabajo que nos pidió, análisis de la prensa, de la información, dos o tres compañeros más y yo, y todas las madrugadas teníamos el privilegio de conversar con él y conocer sus visiones de la realidad de Chile. Y recuerdo que cuando sucedió aquello, Fidel dijo: “He visto el fascismo en las calles de Santiago”. Después lo dijo en su discurso final en el estadio de Santiago.
Toda esa experiencia fue para mí interesantísima. Por ejemplo, el pueblo chileno y dirigentes de la izquierda no se percataban de que estaban siendo víctimas de una conspiración para socavar y destruir ese proyecto. Me acuerdo cuando aparecen los llamados Papeles de la ITT de la Empresa Telefónica gringa que ya revelaban la conspiración y eso fue como el primer aviso; la gente empezó a darse cuenta allí, los más lúcidos, de que el imperio de Estados Unidos tenía puestas sus garras en Chile y ya sabemos el final. Para mí fue una experiencia fabulosa, donde se conjuga la actividad de los medios de difusión junto con la embajada norteamericana y el uso ya de las llamadas fake news con la desestabilización de la vida real, los paros de los camioneros, la conspiración en las fuerzas armadas…
Yo diría, empleando una terminología de la izquierda que lamentablemente no siempre se hace en la práctica de esa manera, que el imperio sí sabe utilizar todas las formas de lucha. Y lo hace, sin sobrestimarlo, por lo general con un nivel de efectividad elevado. No significa, sin embargo, como lo ha demostrado Cuba, que no sea derrotable, pero para eso es muy importante el conocimiento de sus capacidades de manipulación de las mentes, de los recursos de poder con que cuenta y articular frente a eso alternativas de poder.
La clave reside en eso: las luchas. Por ejemplo, de los estudiantes chilenos ha derivado un movimiento político sumamente interesante en ese país, como sabemos. Las luchas extraordinarias que están dando los sectores populares en Colombia. Lo que acaba de ocurrir como fenómeno político electoral, pero que guarda sin dudas una relación con un proyecto que lleva dentro de su vientre ese pueblo peruano. Todo esto demuestra una cosa fundamental y es que sin el poder no será posible lograr doblarle al imperio su capacidad de manipulación y de control de nuestros países.
Venezuela es la tercera experiencia a la que quería referirme. Venezuela es el mejor ejemplo de este siglo XXI de cómo el dominio del poder por las fuerzas populares es lo que permite transformar la mentalidad, la cultura política y la capacidad de un pueblo para emanciparse. Concurrieron diversos factores, ya lo sabemos, empezando por un líder, Chávez, un líder indudablemente excepcional que combinó la peculiaridad de ser un líder dentro de las fuerzas armadas del sistema, con un líder popular extraordinario y un pueblo con una historia y una cultura subyacente, que él fue capaz de hacerlas revivir, de darle sentido.
Yo diría que es muy interesante ese original proceso revolucionario, que debe ser objeto de análisis y evaluaciones en función de experiencias y legados útiles para otros. Al igual que sucedió en Cuba, ese pueblo estaba en parte confundido precisamente por todo ese dominio hegemónico, cultural, ideológico que había también en Cuba. Nosotros pasamos un tránsito meteórico –que mi querido hermano el General Fabián podría explicar mejor, ya que empezó a combatir desde los 13 años por la revolución–. Los cambios, las luchas y el enfrentamiento dieron lugar a una transformación de la ideología política de nuestro pueblo, porque era un pueblo neo colonizado en gran medida. Y no solamente por la economía sino por las ideas. Logramos pasar de ser un país donde se admiraba el modo de vida norteamericano y esa era la aspiración de mucha gente, a ser un pueblo antimperialista. Y del antimperialismo pasamos al socialismo en apenas dos años, o sea, una cosa extraordinaria.
Chávez hizo lo mismo en Venezuela, aunque de otra manera. ¿Cómo lo logra Chávez? Él lo logra sabiendo que ese era un proyecto diferente, adecuándolo a la realidad del tiempo de hoy y a las circunstancias de Venezuela.
Chávez en el año 2004, una vez que las misiones sociales le entregan a ese pueblo resultados en la vida real, que empezó a cambiar con la alfabetización, los estudios de secundaria, preuniversitarios y universitarios, con la misión de salud Barrio Adentro, la Operación Milagro como parte de esa gran obra humanitaria que surgió en julio de 2004, es entonces que comienza un proceso de radicalización de las ideas.
Por cierto, les voy a mandar un testimonio muy lindo que recién he escrito, de una carta que me enviara a Caracas Fidel el 4 de julio de 2004. De puño y letra la escribió y se la dio a un sacerdote que estaba de visita aquí en La Habana para hacerse un chequeo médico. Fidel estuvo siete horas reunido con él y es la primera vez que él me habla de la idea de la Misión Milagro. No le pone el nombre todavía, por supuesto, eso había que verlo con Chávez, aunque fuera un regalo que él le hizo a Chávez. Y fue un nombre que a Chávez le gustó extraordinariamente, Misión Milagro, por su formación religiosa cristiana.
Eso fue vísperas del Referendo Revocatorio de agosto de 2004 que consagra ya la primera etapa de la revolución bolivariana con el triunfo demoledor de Chávez que obtiene el 60% de los votos y le permite entonces crear las condiciones para declarar el sentido socialista de la revolución meses más tarde.
Es un proceso que él puede llevar adelante, porque hay cambios en la vida de las personas, hay lucha, hay enfrentamiento. El pueblo en el 2002 cuando el golpe fascista de abril, salió a defenderlo sin haber recibido casi ningún tipo de conquista. ¿Por qué? porque Chávez era una esperanza y lo había demostrado y por eso la gente sale a defenderlo. Son esas luchas del 2002–2003 y los logros en el plano de la alimentación, la educación, la salud, unido a la dignificación y democratización real del país y otros, lo que provoca que en cuestión de año y medio se transforme la vida social de esa población y determina el cambio de mentalidad.
Yo me acuerdo una frase que escuchaba a mucha gente, cuando hablaban piel a piel de manera directa con Chávez; decían: “Chávez, tú me quitaste la venda de los ojos´´. Es una expresión, una metáfora reiterada por el pueblo humilde con un significado tremendo. Se está diciendo que la revolución, los cambios, la lucha, el enfrentamiento, el haber descubierto lo que son los medios de difusión mentirosos, manipuladores, el haber descubierto lo que es el imperialismo, pero no porque lo leí o porque lo escuché, sino porque le dio un golpe de estado a Chávez, se está enfrentando a la revolución, que es la que está transformando mi vida.
Es a través de esa vía que se pueden ir descubriendo las verdades que nosotros quisiéramos, los que ya las tenemos clara, que se conocieran pero que abrumadoramente el sistema con su capacidad de mentir, con sus instrumentos, hace muy difícil que eso ocurra sin la participación y sin hechos reales que transformen la manera de pensar de la gente. Yo creo que, por ejemplo, en Colombia eso debe estar ocurriendo, en Chile está ocurriendo, en lugares donde hay más luchas populares, más participación, más movilización, eso es expresión de que la gente ha comprendido y en la medida en que lo hacen van cada vez aprendiendo más y desarrollándose más, acercándose más a la posibilidad de los cambios que tanto anhelamos. Me refiero al cambio del sistema de dominación, a la conquista del poder político de los pueblos, etc.
Para terminar, creo que ya casi el tiempo se nos fue, me parece que es muy importante que Cuba desempeñe aún más, yo diría, en la línea del legado de Fidel, el papel que nos corresponde como avanzada de la revolución y los cambios de este continente. En la América Latina y el Caribe se están dando fenómenos sumamente prometedores, pero están desarticulados, a pesar de que existe el Foro de Sao Paulo, una organización de partidos políticos, pero yo siento que faltan acciones más prácticas de coordinación. Por ejemplo, de las experiencias de lucha. Digamos ahora muy concretamente, el uso de las redes sociales por parte de los jóvenes en Chile, cómo ha sido, cómo las han empleado. Porque indudablemente es una de las vías que han tenido para poder coordinar sus acciones, sin ser dirigidos por una vanguardia política. En Colombia, exactamente lo mismo.
Esas experiencias yo no las he leído, yo no sé si ustedes, sería apasionante conocerlas, porque esas son las armas del enemigo o creadas por el sistema, por el desarrollo de la humanidad en donde el enemigo nos lleva tremenda ventaja. De las primeras seis grandes empresas que existen en el mundo que cotizan en la bolsa, cinco son de las tecnologías de la información y las comunicaciones y están bajo el control de los Estados Unidos. Se trata de una cosa verdaderamente impactante, imponente.
Sin embargo, el pueblo, como antes pintaba los muros y los sigue pintando y tiene sus hojitas clandestinas o su periódico alternativo de los barrios, etc., y eso es muy importante que siga sucediendo, ahora la gente, sobre todo los jóvenes, está utilizando ahora los instrumentos digitales. Y esas experiencias, como muchas otras, es imprescindible potenciarlas, coordinarlas y trabajar con una estrategia de poder.
En los años 1960 hubo una estrategia de poder compartida, discutida, había diferencias entre partidos comunistas y de otras organizaciones que surgieron al calor de la revolución, pero una organización latinoamericana de solidaridad, la OLAS en el año 1967 facilitó que se sentaran aquí dirigentes comunistas tan importantes como Rodney Arismendi y varios dirigentes de todo el movimiento guerrillero.
Yo creo que se trata de eso, de la necesidad de que nuestro país que es el que tiene más posibilidades en estos instantes de liderar esas coordinaciones, esos intercambios, esos seminarios si se quiere como forma, pero por el contenido, buscar sobre todo ideas para la lucha, para el combate. Yo creo que eso es indispensable que nosotros desde Cuba lo pensemos de manera más actual, más a tono con la situación del continente y con las experiencias que han estado ocurriendo.
Lamentablemente, lo sabemos, el imperio, gracias precisamente a ese dominio, a esos grandes recursos con que cuenta, logró revertir la tendencia de los primeros diez años del siglo XXI. La muerte de Chávez y la situación en otros países, mostró que el imperio sí tenía una estrategia contra esos procesos. Obama se reunió con todos los presidentes, llegó a aceptar la presencia de Cuba, restableció relaciones con Cuba pero el establishment de los Estados Unidos tenía muy claro que se trataba de destruir la revolución venezolana, de golpeándola a ella, nos daba un palo muy fuerte a nosotros, de resolver el problema de Nicaragua que es una oveja negra indudablemente para el imperio en este continente con una historia, con posiciones antimperialistas, y logró lo que sabemos en Brasil con Dilma Rousseff, en Ecuador, etc.
Ese proceso de reversión comienza a ser derrotado. Existe en estos momentos un escenario en América Latina donde es posible retomar los avances de la primera década del siglo. Pero para eso hace falta una estrategia, una articulación y un liderazgo. Las experiencias existen, el potencial que es la propia realidad acentuada aún más por la epidemia que está afectando tan severamente a nuestros pueblos y las crisis están ahí a la vista en el plano económico, social, humano. Se avista para los próximos años un escenario, un potencial extraordinario para darle continuidad e incluso desarrollar aún más todos los avances que ocurrieron en el tiempo donde Fidel y Chávez, fundamentalmente en este siglo, el Che como símbolo y como referencia ineludible y después otros dirigentes que surgieron como expresión de las luchas de su pueblo como Lula, Correa, Evo, Daniel, etc., han demostrado que sí es posible derrotar al imperio, restarle poder y articular los esfuerzos para transformar nuestras realidades.
Guerra cultural, guerra ideológica es lo que hace el imperio una y otra vez las 24 horas junto con la conspiración, junto con acciones contrainsurgentes con una enorme capacidad para obtener éxito, pero yo creo que nuestros pueblos han demostrado que se pueden derrotar y de eso se trata. Esa es la responsabilidad principal que debemos asumir hoy los revolucionarios cubanos y todos los latinoamericanos.
Roberto Bastida: Continuamos con este espacio desde Cuba, donde usted escuchará las verdades de este archipiélago en las ondas internacionales de Radio Habana Cuba con Fabián Escalante, General retirado de la Inteligencia Cubana y, quien les habla, Roberto Bastidas, y el invitado de hoy Germán Sánchez Otero, diplomático y quien fuera, como decía el General, embajador de Cuba en Venezuela. Yo quisiera hacerle una pregunta al General. Recordamos lo que el Che nos decía, General, y Germán hizo un escrito sobre eso, que Cuba tenía que ser el ejemplo, que tenía que ser el faro que siempre daría apoyo y guiaría a estos procesos que está hablando Germán que no podemos perder el camino. Usted tuvo también la oportunidad de estar muy cerca del Che, de compartir con el Che. ¿Qué nos puede decir al respecto?
Fabián Escalante: Es una pregunta demasiado abarcadora y yo creo que Germán la sintetizaba cuando decía el papel de Cuba en esta nueva guerra y en esta nueva circunstancia, dos fenómenos que se juntan. Digo en esta nueva circunstancia porque la Cuba de hoy no es la de ayer, es decir, es una nueva Cuba donde hay un nuevo liderazgo revolucionario donde se están forjando, se están uniendo las siete generaciones que estamos conviviendo. Es un proceso de consolidación revolucionaria en torno a la estrategia de debe seguir nuestro país de confrontación con el imperialismo. Estados Unidos quiere liquidar la Revolución Cubana, Estados Unidos y el gobierno de Biden lo quieren por todos los medios. Viven aplicando las medidas draconianas del presidente Donal Trump o empleando otros caminos.
Por ejemplo, ahora están estudiando el tema de las remesas; vamos a ver cómo se aparecen. Es decir, ellos plantean que quieren que las remesas lleguen al destinatario, ¿cómo?, ¿se las van a lanzar en paracaídas?, ¿de qué manera van a llegar? Acusan al gobierno cubano de apropiarse de las remesas, cosa que es falsa. Ellos ya tomaron una medida; dejaron a los diplomáticos norteamericanos que empezaran a traer a sus familias; es decir, poquito a poquito, ellos están haciendo cosas y tienen una estrategia. Esa estrategia, como decía Germán, es tratar primero de dividir el movimiento revolucionario cubano. Ellos pretenden buscar la manera de desideologizar el proceso revolucionario cubano, que las ideas de Fidel, de los líderes de la revolución cubana se vean como algo del pasado que corresponden a otras realidades y que hoy hay que enarbolar nuevas consignas, proponerse nuevas metas, nuevos caminos y nuevas concepciones. Esa es la estrategia, eso es lo que aparecen en las redes sociales, esos son los escritos que se hacen, esos son los comentarios y, por supuesto, todo esto unido a la terrible pandemia que estamos padeciendo porque no es solo el bloqueo, es la pandemia.
Yo veo un aspecto muy positivo porque creo que de todo hay que sacar la parte positiva. Yo creo que toda esta situación ha logrado y ha posibilitado que los dirigentes cubanos de todos los niveles vayan a la barricada, es decir, vayan a donde se están produciendo los fenómenos y a tratar de resolverlos en la manera en que sea posible. Yo creo que eso es muy bueno, una experiencia extraordinaria porque los va a formar como nos formó a nosotros. ¿Cómo nos formó Fidel Castro, a la generación nuestra? Germán hablaba de sus conversaciones, un joven recién graduado de profesor en Chile hablando con el Comandante y analizando la extraordinaria problemática de Chile de 1972–1973 en vísperas del golpe militar. Es así, ese es el concepto que se está aplicando y debemos aplicar y debemos propiciar en las condiciones actuales.
Hoy hay que salir a combatir a la calle. La calle, como dijo Díaz-Canel, es de los revolucionarios, pero no en el sentido que la contrarrevolución quiso darle porque esa no fue la intención del Presidente. La calle siempre ha sido de los revolucionarios; la calle es nuestra porque la calle es del pueblo cubano y calle y revolución son una misma cosa. Entonces es el fenómeno que se está produciendo que yo creo que es muy positivo y que nos va a permitir, primero, conocer lo que piensa el pueblo.
Los revolucionarios tenemos que saber cómo piensa nuestro pueblo, cuáles son los procesos que están ocurriendo en la sociedad para poderlos resolver rápido o tratar de resolverlos porque hay cosas que no se pueden resolver. Veía a Díaz-Canel en un grupo de ciudadelas de Tamarindo, más de 200 ciudadelas hay ahí, solares como le decían en mi época, donde viven cientos miles de personas hacinados y ahí es donde está actuando la revolución hoy y se está poniendo en contacto con eso para ver qué se puede resolver y cómo reúne a toda esa población en el empeño de resolver los problemas porque los problemas no se resuelven por milagros, se resuelven por el trabajo de todos.
Roberto Bastida: Como decía Germán, el tiempo se nos acaba, pero yo quería hacer una acotación para culminar este espacio hoy muy brevemente. Germán, quizás los jóvenes actualmente en América Latina no han dejado de tener el ejemplo perecedero de la revolución cubana. Sin embargo, tú dijiste algo muy importante; quizás a nuestros jóvenes internamente le hace falta conocer más lo que vivieron ustedes, ese ejemplo, lo que acaba de decir el General al compartir con el Comandante en Jefe desde muy joven y que se fusionen nuevamente jóvenes con revolucionarios, con el gobierno y con el Partido, ¿qué tú crees?
Germán Sánchez: Eso es muy importante lo que tú dices y Fabián se refería al proceso actual en Cuba y cómo se está retomando precisamente el cauce original de la revolución, lo que le dio grandeza y poderío para enfrentar al imperio, la relación liderazgo–pueblo y pueblo–liderazgo. Esa manera de nutrirse recíprocamente es lo que se convirtió en el arma poderosa que evitó siempre que el imperio nos derrotara y, al contrario, saliéramos nosotros victoriosos una y otra vez.
En América Latina, yo creo que hay que ser realista. En el año 2004 cuando Chávez habló por primera vez del antimperialismo en Venezuela, y dijo que esa revolución es una revolución antimperialista, aquello representó una novedad, algo sumamente impactante porque recordemos que en ese período y después que ocurrieron los fenómenos de la caída de Campo Socialista, el desmoronamiento de la Unión Soviética, etc., pues el concepto antimperialismo casi desapareció, incluso en el lenguaje de la izquierda latinoamericana. En Europa, por supuesto, se hizo invisible y en América Latina también, pero cuando Chávez da otro paso adelante, cualitativamente superior, y define que la revolución bolivariana es una revolución de orientación socialista del siglo XXI, una revolución cristiana, bolivariana, quería decir una revolución que se nutría de su propia cultura e historia. Con un proyecto muy original, pero estaba hablando de socialismo otra vez y el socialismo había sido borrado del vocabulario de la izquierda y que no era calco ni copia.
Yo creo que el imperio hizo a partir de entonces muestras de su sagacidad y de los recursos tremendos con que contaba para poder lograr a tiempo que se truncara ese proyecto de socialismo del siglo XXI, que empezó a ganar cada vez más adeptos, que se nutrió, además de otros pueblos latinoamericanos. Chávez era un vocero permanente de la buena nueva en América Latina, dondequiera que iba. Hay que ver y oír sus discursos en Los Andes, en Bolivia, en Argentina, en Brasil, en Cuba, en todas partes. Sus ideas y práctica se unían a la experiencia de la Revolución Cubana, del socialismo cubano, que era el único proyecto de cambio que había sobrevivido después de décadas y décadas de embestida de ese gran imperio y lo había derrotado.
Entones, eso era muy importante, Chávez estaba reanimando el socialismo; los pedacitos de carbón que aun existían encendidos logró soplarlos y darle oxígeno y levantar otra vez, incluso en Europa, la idea de la posibilidad del socialismo y que, además, él lo dijo así, ´´El socialismo es la única alternativa al capitalismo´´.
Es muy interesante porque es lo mismo que dijo el Che: ´´O revolución socialista o caricatura de revolución´´. Chávez por sus propios medios y en esas realidades diferentes llega a esa conclusión. Realmente él no tenía un proyecto socialista en el año 1998. Yo les puedo contar después una anécdota de cuando por primera vez en el año 2001, de forma privada, a Osvaldo Martínez y a mí en una conversación que era sobre otros temas, pero que era el 16 de abril de 2001, el 50 aniversario de la proclamación del carácter socialista de la Revolución Cubana. Él comienza como siempre saludándonos y preguntándonos, “¿cómo está Fidel?”, y le dijimos, ´´Fidel acaba de hablar en 23 y 12, en el mismo lugar donde se declaró el carácter socialista de la Revolución”. Entonces Chávez nos mira, se pone serio y dice: ´´Yo antes de morirme también voy a declarar el socialismo en Venezuela´´.
Yo me levanté emocionado, lo abracé y le dije sonriente: ´´Espero que ambas cosas no ocurran pronto´´. Sin embargo, cuatro años después, en enero de 2005, lo hizo. Eso tuvo una carga simbólica extraordinaria porque era revivir el socialismo como alternativa al sistema capitalista en América Latina y el mundo si se quiere. Y eso cogió auge, se desarrolló mucho, cada vez ganó más adeptos, pero después los adversarios han logrado lamentablemente revertir en parte esos avances, producto de un conjunto de circunstancias y ya muerto Chávez –quien, yo pienso, aunque no se puede demostrar con evidencias todavía, fue asesinado. Sin embargo, lo cierto es que ellos sabían que Fidel por su edad también lamentablemente tenía que morir. Los dos líderes vivos que tenía este continente y que impulsaron en aquellos años, con hechos e ideas, el socialismo.
Pero otra vez el imperio desplegó sus poderes, y ha logrado instalar en las mentes de mucha gente la imagen de que el socialismo una vez más ha fracasado. En Venezuela, producto de todo lo que han hecho los yanquis que ha sido realmente inimaginable lo que han tenido que hacer, y no han logrado ni lo van hacer, derrotar a esa revolución. Sin embargo, le han destrozado muchos componentes de la parte social y económica. Entonces están presentándola como una derrota y que el socialismo no es viable, no hay alternativa al capitalismo. Eso, hay que decirlo y explicarlo bien, pues confunde a sectores de la juventud y a numerosas personas de todas las edades.
Por eso es tan importante, yo insisto, en la articulación de todas esas luchas porque entre esos jóvenes, sin duda, hay muchos Chávez, Che Guevara, Fidel Castro; el propio Fidel siempre insistió en eso. Hay un terreno muy fértil para que surjan nuevos líderes, nuevos revolucionarios, nuevas fuerzas y ocurran cambios tan o más radicales, tan o más importantes, incluso, que los que sucedieron en esta primera etapa del siglo. Pero va a depender de lo que tú dices, mucho de los jóvenes. Y los jóvenes están dando disímiles muestras en Colombia, en Chile, ahora mismo en Perú, junto con el resto del pueblo, pero muy delante los jóvenes, ya sabemos siempre sus características, usando las armas digitales, como decíamos antes, del propio sistema.
Hay que aceptar que el imperio ha logrado en estos últimos años derrotar o postergar varios de los procesos que se estaban dando en América Latina y que ahora tienen posibilidades algunos de retoñar en otras condiciones, como es el caso de Lula en Brasil y que, además, requieren también de su propio análisis crítico pues se cometieron errores y hubo deficiencias y debilidades muy importantes. Porque recordemos que si el enemigo tiene tanto poderío no debemos sumarle más con nuestras debilidades, nuestros errores y nuestras vulnerabilidades.
Roberto Bastida: Muchísimas gracias a Germán Sánchez Otero, escritor, diplomático y como el General Fabián Escalante lo presentaba al inicio de nuestro programa, fue embajador cubano por muchos años en Venezuela. Muchas gracias General y nos despedimos desde este espacio, desde Cuba, donde usted escuchará las verdades de este archipiélago en las ondas internacionales de Radio Habana Cuba.