"Afrontaron la muerte para darnos patria"

Editado por Maria Calvo
2022-09-13 02:15:34

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Niños héroes de Chapultepec

por José Llamos Camejo

Dos jornadas antes, a Francisco, quien tenía solo 13 años, le quedó claro que aquel domingo iba a morir allí, junto a Fernando, Juan, Agustín, De la Barrera y Vicente, niños también, y compañeros en la academia militar que los iniciaba como aprendices de armas.

Abandonar el castillo para esquivar la muerte fue la orden expresa, dirigida a los niños y adolescentes, en cuyos pechos flameaba, acaso, un motivo.

Tal vez por eso no la acataron, pese a la certeza de que permanecer allí les negaría toda opción de sobrevivir.

En la madrugada siguiente, 13 de septiembre de 1847, en plena marcha el zarpazo con que Estados Unidos le arrebató a México 2 000 000 de kilómetros cuadrados –la mitad de sus tierras, y las más ricas–, la demoledora artillería gringa abrió fuego contra Chapultepec.

A tiros recibieron los cadetes al invasor, sin reparar en las ventajas de este en cuanto a poder, cantidad y alcance de sus armas, ni en que, por cada mozalbete aferrado al rifle tras los muros de la instalación, avanzaba una multitud de matones.

Dicen que, en el fragor del combate, y ante la entrada inminente de los invasores, Juan Escutia, de 20 años, el mayor de los seis cadetes, envuelto en la bandera de su país, se arrojó al precipicio, en un intento por evitar que la enseña patria cayera en las manos gringas; su cuerpo apareció después, más abajo en el cerro.

Agustín Melgar resistió la embestida durante casi 20 horas, aislado en su posición; cuando se le agotaron las municiones le echó mano a su bayoneta y peleó cuerpo a cuerpo; lo ultimaron unos balazos. Vicente Suárez, de 14 años, expiró en similar circunstancia, en una escalera.

Por la espalda asesinaron a Montes de Oca. Y el menor de todos, Francisco Márquez (de 13 años), antes de caer acribillado, le respondió con plomos a sus enemigos, que le exigían rendición.

La barbarie asesinó a la inocencia aquel día, pero al coraje y al ejemplo no los pudo matar.

Cuentan que, en octubre de 1955, Fidel y su expedición buscaron el obelisco a los niños héroes de Chapultepec, y al pie del monumento juraron volver a Cuba con la victoria o la muerte.

Aquellos niños pertenecen a México y a Latinoamérica, valoró Fidel: «cayeron luchando contra un imperialismo que ha puesto sobre toda la América sus garras».

Como del continente suena también la expresión de otro mexicano: «los niños héroes de Chapultepec afrontaron la muerte para darnos patria».(Tomado del diario Granma)

 



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