Por: Jorge Wejebe Cobo
La Agencia Central de Inteligencia y aprobó la Operación Mangosta
el 30 de noviembre de 1961.
Ante la derrota de Playa Girón en abril de 1961, el presidente John F. Kennedy expresó: “Fueron malas mis decisiones en lo de Bahía de Cochinos. Tomé decisiones malas, porque tenía mala información. Mi información era mala porque nuestro espionaje no servía. Algo muy malo ocurre dentro de la CIA y quiero saber qué es”.
Tras esas apreciaciones removió la dirección de la Agencia Central de Inteligencia y aprobó la Operación Mangosta el 30 de noviembre de 1961, dirigida por él y su hermano Robert, Fiscal General, a quien convirtió en el súper jefazo de la comunidad de inteligencia para supervisar la nueva agresión con la que esperaban tomar venganza.
La Operación Mangosta o también llamada Proyecto Cuba, tomó distancia de la anterior denominada Pluto, la cual apostó todo a la invasión de una brigada de mercenarios de más de mil efectivos que debería establecer un gobierno provisional en Playa Girón por lo menos en 72 horas, lo que terminó como es conocido con una aplastante derrota en menos de tres días.
Los hermanos Kennedy para la Operación Mangosta incluyeron campañas mediáticas, el establecimiento del bloqueo económico, comercial, y financiero, los intentos de aislamiento político y diplomático de Cuba en la región, que en sus mejores momentos logró que solo México mantuviera relaciones con La Habana.
Esas acciones se conjugaron con un amplio programa de actos subversivos de todo tipo, espionaje, promoción de alzamientos de bandidos en el campo y el incremento de organizaciones terroristas en la ciudad; así como el asesinato de los máximos dirigentes cubanos, particularmente del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Tales mandatos los realizarían los sicarios del Grupo de Acciones Ejecutivas de la CIA -conocido como ZR-RIFLE- que tenía como objetivo principal al máximo líder cubano Fidel Castro, contra quien planearon desde la inoculación de venenos con agujas casi invisibles, contaminando tabacos y ropas, en pastillas solubles en bebidas, hasta artefactos explosivos, atentados con fusiles y otras prácticas.
El plan previó el mes de octubre de 1962 como fecha principal para una sublevación contrarrevolucionaria en todo país y el establecimiento de “zonas liberadas” que justificaran la intervención militar de Estados Unidos, la cual se consideraría como opción imprescindible para la victoria.
Para el aseguramiento de tales actos se liberaron inagotables fondos y recursos militares que eran utilizados por la mayor estación de la CIA en el mundo, radicada en Miami, nombrada JMWAVE y que contaba con cientos de oficiales, empresas fachada, una pequeña armada de lanchas y barcos, y miles de agentes en EE.UU. y en Cuba.
El propio 30 de noviembre de 1961, junto con la aprobación de la Operación Mangosta y supervisado por Robert Kennedy y el propio mandatario, por orden presidencial se creó el Grupo Especial Ampliado del Consejo Nacional de Seguridad, máxima instancia del gobierno en operaciones encubiertas y de enfrentamiento a los adversarios de Washington, para la destrucción de la Revolución cubana.
Se cuenta que Robert disfrutaba de su nueva tarea, muy lejana de su verdadero deber de defender la ley como Fiscal General, y suplantaba al jefe de la Agencia, John McCone, quien complaciente le facilitaba su despacho para que controlara la marcha del trabajo y se entrevistara con agentes y oficiales comprometidos directamente en los acontecimientos, jugando a ser el famoso personaje de novelas de espionaje James Bond, a las que era muy adicto.
Pero en la realidad, muy lejana del frenesí policíaco del hermano del presidente, mientras se preparaban esos planes en 1962, era neutralizada la mayoría de las infiltraciones de mercenarios y más de 100 agentes de la CIA fueron detenidos por Cuba, se anularon más de 50 redes de y agentes independientes. Las que quedaron, por lo general estaban penetradas y controladas por la contrainteligencia cubana.
Además, se desarticularon las organizaciones contrarrevolucionarias sobre las que se basaban los planes de la Operación Mangosta e igual sucedió con los grupos de bandidos en el campo, a pesar de ser abastecidos con todos los recursos bélicos, así como otras estructuras atendidas directamente desde la Base Naval de Guantánamo, que preparaba un auto ataque a esa instalación como justificación para una agresión directa de las fuerzas armadas estadounidenses a la Isla.
No obstante, el Grupo Especial Ampliado con Robert Kennedy a la cabeza en octubre de 1962 seguía impulsando la Operación Mangosta, que para ese mes- según el plan original- debería concluir con la invasión al país aunque tuvieran que improvisar un falso pretexto sobre la marcha, ante la ausencia de un verdadero movimiento subversivo en la nación antillana.
Según documentos desclasificados, el Fiscal General el 15 de octubre ante el Grupo Especial Ampliado exhortó a acelerar los planes encubiertos y los sabotajes e inclusive el 20 de ese mismo mes, iniciada ya la Crisis de Octubre por la detección de los cohetes soviéticos en Cuba, se dio luz verde para un alzamiento en Pinar del Río con la toma de la Base Aérea de San Julián, solo que la mayoría de los implicados estaban a buen recaudo, presos o colaborando con la Seguridad Cubana.
La Operación Mangosta era ya impensable ante la Crisis de Octubre, al perder Estados Unidos la iniciativa de esas acciones, que solo fue desclasificada 30 años después en la década de 1990, y resaltada por muchos investigadores estadounidenses como la mayor guerra encubierta realizada por la Casa Blanca contra otra nación en tiempo de paz, conclusiones que demostraron la razón y el derecho que asistía a Cuba para resguardarse ante una agresión en curso y aceptar el acuerdo con los soviéticos para la instalación de los cohetes atómicos en el territorio nacional. (Tomado de ACN)