Pelayo Cuervo Terry. Foto:PL
por Danay Galletti Hernandez
El líder Fidel Castro anunció un día como hoy de 1978 el cumplimiento exitoso de la misión internacionalista de Cuba en Etiopía, organizada para salvaguardar la integridad e independencia de Adís Abeba frente a la agresión somalí.
Una década después, al menos tres mil soldados de la isla permanecían en el territorio africano y fue en esa época cuando arribó Pelayo Cuervo Terry, quien por entonces recién egresaba de la carrera de Periodismo en la Universidad de La Habana.
Según refirió en declaraciones exclusivas a Prensa Latina, seleccionaron, en principio, a cuatro estudiantes como relevo de los corresponsales de guerra presentes en Angola, país que llegó a contar con, al menos, 52 mil cubanos.
“Una vez que nos graduamos, permanecimos un tiempo en el Periódico Bastión, órgano oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, mientras esperábamos la confirmación del viaje. Allí estuvimos casi cuatro meses, además visitamos unidades y nos familiarizamos con el armamento”, explicó.
No obstante, afirmó Cuervo Terry, ya ellos habían recibido preparación militar, pues terminaron en el centro de altos estudios con el grado de teniente, y la permanencia en el diario les ayudó a la relación con las tropas, los oficiales y jefes, y el conocimiento sobre el escenario bélico.
CORRESPONSALES EN ETIOPÍA
Corresponsal de guerra Pelayo Cuervo Terry. Foto:PL
A comienzos de diciembre de 1988, el destino de los jóvenes comunicadores cambió; les informaron sobre el desempeño de esa misma responsabilidad en una emisora de radio de los combatientes cubanos en Etiopía y les notificaron la fecha de salida para el día 24.
“Era una época compleja, a las puertas del derrumbe de la URSS. Sabíamos que Cuba mantenía grupos en Angola y Etiopía, en este último escenario para la defensa de la paz y a solicitud del presidente de ese país, Mengistu Haile Mariam”, recordó.
En aquella etapa, detalló, la dirección revolucionaria tomó conciencia respecto a la necesidad de una mayor difusión de noticias acerca de los efectivos de la isla en África, por ello, “una de mis tareas fue escribir sobre los combatientes allá para que su familia supiera de ellos”.
“Siempre tuve el sueño de ser internacionalista. Tenía ansias, como periodista, de contar sus historias. Mis padres lo tomaron con naturalidad y el espíritu de: ‘ve y demuestra lo que te hemos enseñado como ser humano y profesional’, si bien estaban preocupados”, evocó.
Con el apoyo de su familia y la pareja de aquellos años, Cuervo Terry asumió además del trabajo en la estación radial, la fotografía y la creación de contenidos para Bastión, y “si de algo no me arrepiento fue de cumplir como corresponsal de guerra en Etiopía, vivo con ese orgullo”.
En paralelo, reseñaba en su diario personal la realidad del país africano, que contrastaba con la Cuba de aquellos años “tranquila, sana, sin niños en la calle o mendigos”; luego los rigores del conflicto, la lejanía de la familia y el cumplimiento de la disciplina militar.
“Más allá de nuestras funciones como periodistas, cada cinco días salíamos de recorrido o a resolver algún problema específico de la misión, y transcurridos 10 días hacíamos guardia en un polvorín inmenso donde guardaban el armamento y las municiones”, explicó.
En aquel lugar, descrito por él como desértico y con poca vegetación, experimentaron momentos de tensión, entre ellos, el eco de las noticias sobre el golpe de Estado contra el mandatario Haile Mariam, protagonizado por algunos oficiales del ejército y sofocado al poco tiempo.
“Eso sucedió a unos meses de nuestra llegada, en mayo de 1989. Nos dejó descolocados y luego supimos que, poco tiempo después, Fidel llamó al jefe de la misión y determinó la retirada paulatina de las tropas cubanas en alrededor de siete días”, evocó.
Si bien no hubo un peligro real de guerra, refirió, percibieron varias alarmas de combate ante intentos de ataques contra los combatientes de la mayor de las Antillas, organizados por fuerzas somalíes agresivas.
EL TRABAJO EN LA EMISORA
Corresponsal de guerra Pelayo Cuervo Terry. Foto:PL
La transformación de la dinámica y ritmo de la estación radial fue de sus primeras labores, pues la misma funcionaba de una manera lineal, con el encendido y apagado de la planta y la lectura de los periódicos una vez al mes.
“Froilán Arencibia fungía como locutor y yo asumía la redacción. Desde las 11 de la noche, aproximadamente, comenzábamos la transcripción de las informaciones difundidas en Radio Habana Cuba y, cuando las tropas despertaban, escuchaban las noticias más recientes sobre la isla”, aseguró.
Sumado a la inmediatez de los contenidos, intercalaron ritmos de la nación caribeña, crearon diversidad de programas, entrevistaron a los miembros del ejército y ampliaron el horario de emisión para lograr la cercanía de los oyentes con su patria.
Durante los recorridos, Pelayo también tomaba imágenes que enviaban a los familiares en Cuba una vez al mes y, de igual manera, ellos recibían la correspondencia procedente de la isla, “era el día más feliz y emocionante, todos veíamos el avión llegar”.
La retirada fue muy rápida como consecuencia del agravamiento de la situación, antes de partir entregaron todo el armamento, los equipos de radiodifusión y el laboratorio de fotografía, y recibieron tres medallas: Servicio Distinguido de las FAR, Internacionalista de Segunda Clase y la de la Victoria Cuba-Etiopía.(Tomado de PL)